Tuesday, May 22, 2018

Una oportunidad perdida

Conocidos los resultados electorales queda claro que los venezolanos hemos perdido una oportunidad histórica y única de haber podido derrotar al iletrado Maduro el pasado 20/5, poniéndole así fin a la tragedia que agobia a la mayoría de los venezolanos. Al margen de los discursos triunfalistas de los abstencionistas, la no participación electoral (56-80%) le garantizó la "reelección" al ignorante Maduro.

Los precarios votos logrados por el vocinglero de Miraflores demuestran lo equivoco que fue para la oposición abstenerse siendo mayoría, publicitar la invencibilidad del candidato gobiernero, y entregar el futuro político del país a los designios de la comunidad internacional. Ello es asumiendo como verdadera la cifra suministrada por el CNE la cual luce a todas luces inflada a favor del régimen por lo escaso de la participación ciudadana. Resultados que reflejan un amplio rechazo al régimen, pero también el colapso de la maquinaria social fascista a pesar de todo el ventajismo, coacción y chantaje utilizados durante toda la campaña.

Que Maduro haya ganado con sólo el 20-30% de los votantes indica que ni las “cacareadas condiciones”, ni el robo de votos, los puntos rojos, la compra de conciencias y la parcialidad del plan república son determinantes a la hora de votar. Ha sido una escuálida votación a pesar del control social ejercida por el régimen en especial entre los votantes más necesitados (carnet de la patria, caja del CLAP, misiones sociales). Lo que sí evidencia es la tozudez de una oposición que optó por el derrotismo y desestimó la fuerza del voto popular. Una oposición que paradójicamente se ha encargado en desvalorizar al voto como arma de lucha haciendo causa común con los voceros de la dictadura, enemigos históricos del voto popular.

Como era de esperarse los abstencionistas, ante la carencia de un plan estratégico para después del 5/20, hoy recurren a vagos slogans como resistir y seguir luchando por la libertad, y continúan apostando por un golpe militar redentor, o en su defecto por una invasión militar extranjera patrocinada por Mr. Trump y sus adláteres Pence y Pompeo. Postura que alimenta la tesis oficialista de la hostilidad permanente, y le permite insistir en la bandera de la nación amenazada para justificar el caos existente en el país. Otros abstencionistas, más ilusos claman por la dimisión del dictador Maduro. Vale preguntarles ¿Cómo apelar a un recurso democrático frente un dictador? Suspiran por nuevas sanciones económicas, al margen de que las mismas afectarán colectivamente a los venezolanos y no exclusivamente a los que han delinquido. De ser impuestas se profundizará la hiperinflación y la carestía de alimentos, medicinas y artículos de primera necesidad. Para quienes defienden iracundamente las sanciones como vía para salir de Maduro, sería interesante que nos dijeran ¿Cómo explican el fracaso de las políticas sancionatorias en el caso de Cuba (57 años), sin el resultado esperado, es decir, el derrocamiento del gobierno de la isla? Sanciones que solo han traído más sufrimiento y dolor para el pueblo cubano, más no así para los jerarcas del gobierno.

Con el triunfo de Maduro se acentuará la destrucción de la economía, se profundizará el hambre y la represión y se consolidará una sociedad tutelada por la pestilente bota militar. Obviamente con la permanencia de Maduro y su pranato es imposible abrigar la esperanza de que pueda revertirse la crisis venezolana, al contrario, las dimensiones de la misma se agudizará. El régimen seguirá con su viejo libreto estatista en lo económico y schmittiano en lo político a fin de afianzarse aún más en el poder.

La conducta derrotista de la oposición y su resignación en favor de una solución mediada por la comunidad internacional nos retrotrae a la experiencia cubana. Es decir, una salida no gestada por los nacionales sino en función de los intereses geopolíticos de la región, que en muchos casos no son los mejores para nosotros. Valdría la pena invitarlos a que se vean en el espejo de Cuba que lleva 57 años esperando por esa solución “cocinada” desde el extranjero.   

Hoy es evidente que el llamado a la abstención dejó atrás una oportunidad extraordinaria para finiquitar la tragedia que vive Venezuela. Bloquear toda ruta electoral es abrir los senderos a la violencia, escenario que le conviene al régimen y a sus matones asalariados.


Con una oposición timorata e incapaz como la que tenemos el facho-chavismo-madurismo tendrá una larga vida para desgracia de la mayoría de los venezolanos.

Monday, May 14, 2018

Abstenerse es votar por Maduro

La retórica de los abstencionistas sigue siendo contradictoria, fantasiosa, y aferrada a un discurso derrotista que terminará por hundirlos en el laberinto de sus inconsecuencias.

Los abstencionistas continúan con su perorata de que “dictadura no sale con votos”, “votar es legitimar a Maduro”, “participar en las elecciones es colaboracionismo”, “elecciones cuando el régimen haya caído”, “no hay condiciones para participar”. Es decir, renuncian a la vía electoral como instrumento de lucha mientras el iletrado Maduro siga en Miraflores. Muchos se anclan en la peregrina idea de que gracias a la presión internacional Maduro renunciará y entregará el poder después del 20/5/2018. Así de fácil. Otros siguen proponiendo una intervención extrajera, llámese “humanitaria” o “militar”. Planteamiento intervencionista que ha sido utilizado por el rollizo de Miraflores para robustecer su tesis del enemigo externo, así como alimentar el patrioterismo bolivariano.

Algunos abstencionistas sueñan con ver a los sicarios del CICPC o al gorila de Padrino López arrestar a Maduro en cumplimiento del dictamen del TSJ en el exilio. Otro grupo sigue con la descabellada idea de “lanzar la gente a la calle” y así precipitar un golpe militar. Piensan en una insurgencia capitaneada por una Fuerza Armada carcomida por la corrupción y el narcotráfico. Pretenden repetir los dolorosos episodios del 2014 y 2017 cuando en busca de esa “salida rápida” llevaron irresponsablemente a la inmolación a cientos de jóvenes al exponerlos a la maquinaria represiva del régimen. El grave problema es que los abstencionistas, sin excepción, no tienen ningún plan político para después del 20/5. Solo alucinan con más sanciones y una intervención extranjera, liderada por los marines de Mr. Trump,  Pence, y Pompeo.

Los abstencionistas, al margen de sus malabarismos lingüísticos, promueven una política derrotista y desmovilizadora frente al escenario electoral del 20/5. Han entregado el futuro del país a las decisiones por tomar del Grupo de Lima, la Unión Europea, el Señor Almagro en la OEA, o por el grupete Trump-Pence-Pompeo.

Lamentablemente mientras los principales voceros del abstencionismo se pasean cual Marco Polo por el nuevo y viejo continente siguiendo el libreto de la comunidad internacional, el pueblo venezolano sigue pasando hambre y muriendo sumergido en una total confusión e incertidumbre. La tozudez abstencionista no les permite entender que no participar es facilitarle la continuidad a Maduro y su logia cívico-militar en el poder.

Quienes alegan la falta de condiciones electorales, habría que recordarles que desde la llegada al poder del facho-chavismo estas nunca han existido, sin embargo todos han participado en la mayoría de los procesos realizados previamente. Es evidente que el árbitro electoral dejó de serlo para convertirse en una oficina ministerial dispuesta a complacer los deseos del tirano de turno. Igualmente el rol de la FAN y de su Plan República ha sido el de tolerar y apoyar todos los abusos y ventajismos por parte del oficialismo. Que se entienda que nadie esta convalidando el status quo, defendiendo la imparcialidad de las madamas del CNE o alabando el papel represor de la FAN. Hay que aprovechar la coyuntura electoral, para capitalizar ese inmenso descontento nacional (más del 80%) y lograr una participación electoral abrumadora el próximo 20/5 que nos permita salir de esta pesadilla.

Los abstencionistas con su vocación suicida, desmotivan la participación electoral, siembran el pesimismo y propician la entrega sin resistencia a la dictadura. Los que plantean la abstención deben preguntarse ¿Cómo se cobra políticamente la abstención? ¿De qué manera la abstención ayuda a derrotar a Maduro y superar la crisis que afecta a todos los venezolanos? ¿Hasta cuando van a seguir esperando por la invasión del magnate Trump?

El camino electoral es un escenario importante de lucha popular, no de colaboracionismo o traición.

Votar es protestar contra la dictadura. NO a la resignación abstencionista.



Wednesday, April 25, 2018

Los atajos fantasiosos y simbólicos de la oposición.

Los abstencionistas no cesan en urdir nuevas fantasías. Oscurecida por la niebla del fracaso de la reunión en Lima ahora los abstencionistas cifran sus irreales esperanzas en la nueva reunión del Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA) para el 4/30/18, en el antejuicio de mérito al iletrado de Miraflores y al no reconocimiento del resultado de la elección presidencial del próximo 5/20/18 por parte de la comunidad internacional. Todo ello a sabiendas que no contamos con los votos suficientes en la OEA (24 votos) para la aprobación de la Carta Democrática en contra de la dictadura de Maduro y su logia cívico-militar, pues solo 16 países aprobaron la declaración en favor de Venezuela en la pasada Cumbre de las Américas. Es necesario concientizar que el antejuicio de mérito no pasa de ser un hecho político-simbólico pues la Fuerza Armada es una entelequia que se encuentra muy lejos de poder cumplir con su rol constitucional, al estar carcomida por la corrupción y el narcotráfico. En relación a los gobiernos que han declarado que no reconocerán el resultado del próximo proceso electoral, es un hecho que está por verse. No existe base jurídica en el Derecho Internacional que sustente tal postura; la misma contradice uno de los principios fundamentales del Derecho Internacional en lo correspondiente al respeto a la soberanía y la no intervención en los asuntos internos de los Estados (Artículo 15, Carta de la OEA). Ello sin mencionar aquellos que alimentan sus ilusorias expectativas con invasiones extranjeras o dictaduras militares humanistas en el futuro próximo. Los abstencionistas en su discurso anti-electoral propalan imaginarios derroteros para salir de Maduro sin decir el ¿Cómo?.

Sorpresivamente muchos de quienes hoy afirman que la vía electoral está agotada, son los mismos que no hace mucho tiempo afirmaban que “La ruta para sacar a Maduro será la electoral; lo vamos a sacar con votos”. Inexplicablemente hoy hacen causa común con sectores obstinadamente defensores de la abstención, responsables de dolorosos errores en el pasado. Constituyen esa oposición entrampada en su laberinto estratégico carente de un discurso coherente y que hoy le rinden culto a las impensadas prácticas simbólicas y efectistas.

Lamentablemente llamar a la abstención favorece a Maduro en sus pretensiones continuistas. La estrategia del régimen consiste, más que en ganar las elecciones, es lograr que la oposición las pierda. Para ello el oficialismo hace el mayor de sus esfuerzos por fomentar y exacerbar la tendencia abstencionista en el seno de la oposición. Los estrategas del régimen sueñan con lograr que la gran mayoría de los venezolanos abandonemos el voto como instrumento de lucha. Estamos presenciando un escenario electoral muy similar al de las pasadas elecciones regionales (15/10/17) donde el abstencionismo fue incapaz de entender que una victoria electoral opositora reforzaría la capacidad organizativa y de movilización de la disidencia en esos estados y generaría una mayor disposición para seguir luchando. Lamentable la tozudez del abstencionismo permitió que la mayoría de las gobernaciones quedaran en manos del facho-chavismo-madurismo (17) a cambio de nada.

Los voceros del abstencionismo, en medio de sus sueños fantasmales, no han logrado entender que el régimen busca a toda costa desmovilizar a los ciudadanos a fin de que no sean un obstáculo insalvable a sus ambiciones de eternizarse en el poder. Se empeñan en calificar la lucha electoral como inútil, que no hay nada que hacer pues el régimen ya tiene garantizada la victoria para el 20 de mayo. Promocionan la invencibilidad del régimen a pesar de que los estudios de opinión reflejan una desaprobación del 80% de los electores. Dar por pérdida una contienda electoral (siendo mayoría) es una táctica suicida, que solo genera frustración y desmoralización en las masas. No hay sombra de duda que la elección presidencial se dará con un Consejo Nacional Electoral (CNE) al servicio del régimen, unas Fuerzas Armadas que actúan como cuerpo pretoriano del inquilino de Miraflores, donde el chantaje y la coacción serán parte del “acarreo electoral” del oficialismo y el uso impúdico de los recursos del Estado será la normativa de la campaña. Hay que recordar que en tiempos de dictadura nunca habrá condiciones electorales equitativas, ni elecciones transparentes. Sin embargo, no por ello debemos renunciar a la ruta electoral y proponer improvisados atajos que no responden a una estrategia política realista y viable. Lo del posible triunfo de la camarilla gubernamental habrá que verlo el 5/20/18, pero antes es imperativo aprovechar el proceso electoral para organizar a esa gran mayoría descontenta y comprometerla con el cambio que está exigiendo.


Este es el mejor momento histórico -por su debilidad- para confrontar electoralmente al social-fascismo-bolivariano. No hay muchas opciones para escoger en los días por venir: o salimos a votar masivamente y abrimos los senderos para un cambio democrático o nos abstenemos y con ello permitimos que se afiance el monstruo facho-bolivariano dispuesto a devorarlo todo, inclusive a sí mismo. Cometen un gravísimo error quienes niegan la ruta electoral como opción estratégica y en su lugar proponen alucinantes y providenciales “derroteros”.