A medida que la crisis política, económica y
social se acentúa, el neofascismo en su versión tropical, entiéndase el
fachochavismo bolivariano, decreta el estado general de sospecha, incrementa su
delirio paranoico contra el enemigo interno, acrecienta la represión,
criminaliza la protesta social, asume la critica como traición, militariza la
sociedad e impone la delación como política de Estado.
A fin de profundizar el control social, el
fachochavismo promueve la delación como parte de su terrorismo de Estado. A lo
largo de estos 3 lustros la “revolución bonita” ha construido un andamiaje
jurídico para promover una sociedad de vulgares delatores: la Ley de
Inteligencia y Contrainteligencia, el Centro Estratégico de Seguridad y Protección
de la Patria, la Ley Orgánica Contra la Delincuencia Organizada y
Financiamiento del Terrorismo (Lodofat), las redes de cooperantes bolivarianos
y más recientemente línea caliente de Ameliach y el Sistema Popular de
Protección de la Paz.
El mejor empeño del proyecto fachobolivariano
por profundizar el control social y construir un andamiaje para la delación lo constituye
la Lodofat aprobada por la mayoría genuflexa de la Asamblea Nacional (01/2012).
La misma representa la excusa jurídica perfecta para perseguir a la disidencia política
y construir una sociedad de delatores. Se convierte en el instrumento ideal
para la legitimación del régimen mediante el miedo, la represión, la judicialización
de la protesta social y el terror a la delación.
El otro gran esfuerzo del fachochavismo por afianzar
la delación como política de Estado y por ende ejercer un mayor control sobre
los ciudadanos ha sido la creación del Centro Estratégico de Seguridad y Protección
de la Patria (24/10/2013), el cual fue establecido fundamentalmente para
controlar la forma de pensar y las actividades de la población, así como para infundir
una política de miedo sin limite alguno.
Igualmente el fachochavismo ha calcado, en
parte la política “de seguridad democrática” de Colombia la cual fue promovida
por Uribe Vélez. La dupla Maduro-Cabello ha creado una red de patriotas cooperantes
(ciudadanos delatores) cuya identidad es protegida por el Estado represor. En
efecto los procesos penales de las protestas de febrero de 2014 están
fundamentados en informaciones proporcionadas por patriotas cooperantes (sapos
rojo-rojito) lo que impiden un cabal ejercicio de la defensa. La utilización de
testimonios anónimos (“sapos cooperantes”) como elementos probatorios se presta
para que la mentira y la manipulación sean utilizados como elementos condenatorios
contra miembros de la disidencia política. Paradójicamente, el régimen “revolucionario
y socialista” del ungido Maduro ha recurrido a los mismos métodos perversos que
utilizó el paraco de Uribe Velez en el pasado.
El despreciable y aborrecible delator
representa el prototipo del hombre nuevo que promueve la revolución
bolivariana.
No comments:
Post a Comment