Una de las características
distintivas del proyecto socialfascista bolivariano ha sido imponer un discurso
de desesperanza basado en la mentira el miedo, el odio y el terror. En la
retórica del bandidaje bolivariano priva la falacia, el llamamiento a la
violencia, la amenaza, la apología a la fuerza militar para inducir el
desaliento en la población. Basta con escuchar al iletrado Maduro o al milico
de Cabello para comprender lo siniestro de sus discursos. Recurren al Goebbelianismo
a fin de manipular emocionalmente a las masas.
En su esfuerzo
por impulsar su proyecto antidemocrático, el socialfascismo bolivariano apela a
la repetición sistematizada de un discurso basado en la falacia y el desaliento
con el objetivo de sembrar el conformismo y la derrota en el seno de la nueva
mayoría política del país, y fortalecer su desmoralizada y escuálida
militancia. Repiten al calco los principios Goebbelianos de la simplicidad y la
repetición. Goebbels fue el Ministro de Educación Popular y Propaganda del régimen
de Adolf Hitler. Con mano de hierro condujo todo el aparato mediático estatal
no permitiendo voces disidentes, y plasmó un mensaje único que fue transmitido
hasta el cansancio por los medios de entonces, (cine, radio, teatro, y prensa). Goebbels
supo crear una estigmatización de los “enemigos” del nazismo en la mente de la
sociedad alemana, fomentando el odio hacia los “diferentes” como una de sus
armas centrales, mintiendo y convenciendo sin ninguna clase de pudor sobre
cosas muy alejadas de la realidad. Hoy vemos como los voceros del
socialfascismo bolivariano en su afán de buscar desesperadamente sobrevivir a
la crisis y postergar la realización del Referéndum Revocatorio, no ahorran en
utilizar las antiguas estrategias propagandísticas del viejo Goebbels. Difunden
la falacia, manipulan la realidad, siembran el odio, excluyen, y reprimen. Basta
escuchar a Jorge Rodríguez declarar a los medios de comunicación: “No habrá Referéndum Revocatorio en el 1026,
ni en el 2017” o al cavernícola de Cabello “vamos a despedir a los empleados públicos que firmaron el Referéndum
Revocatorio” para retrotraernos a los principios Goebbelianos. Lamentablemente
algunos venezolanos por ingenuidad, o por responder a agendas políticas muy personales
repiten dicho libreto transformándose en propagandistas involuntarios del
régimen.
A través del
monopolio de los medios de comunicación y mediante la censura férrea el régimen
del anémico intelectual de Maduro ha impuesto una perversa propaganda emocional
destinada a influenciar el pensamiento, y el comportamiento del venezolano
común. Buscan sembrar la desmoralización, la anomia política, en su empeño por
demás fallido, de castrar el espíritu de lucha que reina entre la mayoría de
los venezolanos. Intentan inundarnos de desaliento para arrebatarnos la
esperanza de tener un futuro mejor. Prueba de ello fue la infausta rueda de
prensa de Tibisay Lucena la presidenta del lenocinio del Consejo Nacional
Electoral, así como las diversas declaraciones de las demás voceros de la
escatología oficialista.
Eso es lo que
vemos en el desagüe de excretas de VTV y demás medios televisivos controlados
por el Estado, eso es lo que leemos en el diario Ultimas Noticias, una especie
de Volkischer Beobachter (diario alemán al servicio de la causa nazi), una
verdadera letrina encargada de publicitar todas las mentiras y manipulaciones
del régimen sin ninguna ética periodística. Da pena ajena ver a un Eliazar Díaz
Rangel devenido en un periodista de alcantarilla. Es realmente sorprendente ver
lo vigente que sigue hoy en día este decálogo creado por Goebbels en el siglo
pasado, ahora rector de la política comunicacional del régimen del ungido
Maduro.
Estamos ante
el resurgimiento del viejo nazi-fascismo del XX encarnado en el socialfascismo
bolivariano del siglo XXI. Proyecto que ha hecho de la propaganda, al igual que
sus antecesores ideológicos del siglo pasado, una siniestra arma política en su
empeño por imponernos un proyecto antidemocrático-militarista, opresor que ha
suprimido derechos y conquistas sociales, militarizado el país, entregado
nuestra riquezas al capital transnacional (empresas mixtas, Arco Minero del
Orinoco), y violando sistemáticamente los derechos humanos. Proyecto que además
exalta un patrioterismo ramplón, promueve una violencia parahamponil y busca
eliminar militarmente a la disidencia política (enemigo interno)
El
socialfascismo bolivariano se empeña en retorcer la verdad e imponernos una
desesperanza autoritaria y represiva. En el marco de esta atmósfera de
pesimismo que el régimen desea imponernos hay que gritar a viva voz: dejarnos
arrebatar la esperanza sería imperdonable. Sería una claudicación de la cual
históricamente ningún pueblo ha podido reponerse.
El
socialfascismo bolivariano representa la desesperanza, la
pobreza, la violencia, la opresión y la muerte.
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