En
medio de una gran inestabilidad económica, política y social el iletrado Maduro
anunció en cadena nacional una nueva devaluación del Bolívar a partir del
próximo 4 de junio. Al margen de la trastocada neolengua bolivariana llamándola
“reconversión monetaria”, lo cierto es que el régimen, al suprimirle tres ceros
al ya anémico “Bolívar fuerte” esta poniendo en practica la segunda
macro-devaluación de nuestro signo monetario. Este anuncio con tinte electorero
es el reflejo del fracaso de la política económica aplicada en los últimos años.
La
logia cívico-militar pretende maquillar el desastre económico e hiperinflación
que afecta a la nación. La realidad es que la economía se ha desplomado casi en
un 52%, en relación a los últimos cuatro años. Venezuela padece la inflación
más alta del mundo, con una tasa intermensual que oscila entre un 80% y un 100%.
La inflación al cierre de 2017 fue de 2.000% y para 2018 se calcula que podría
llegar a un 7.000%. Además, la deuda externa está en el orden de los US$ 190.000
millones. El PIB ha caído 39% en los últimos cuatro años y se calcula que el
Banco Central de Venezuela (BCV) tiene menos de US$ 10.000 millones en reservas
operativas. Además, el 81% de las familias venezolanas tienen ingresos que las
coloca por debajo de la línea de pobreza. El 74.3% de la población ha perdido
en promedio 8.7 kilos por persona, y alrededor de 9.6 millones de venezolanos
comen dos veces al día o menos. Las importaciones de comida y medicinas se han
reducido entre 69% y 87% respecto al 2017.Esta dantesca situación es el
producto de los sistemáticos desaciertos del régimen en materia económica. Esta
es una radiografía parcial de la gran estafa económica y social que representa
el mal llamado “socialismo del siglo XXI”.
Esta segunda mega-devaluación del Bolívar es un capítulo
más de la perversa agenda bolivariana, no debemos de olvidar que el insepulto
tte coronel le eliminó también tres ceros a nuestra unidad monetaria en el 2008.
Esta mega-devaluación, al igual que en el 2008, representa una acción aislada
que no resuelve el grave problema de la hiperinflación, de la escasez de alimentos
y medicinas, de la pérdida del poder adquisitivo de los venezolanos golpeados
por las políticas neoliberales de Maduro y su mafia cívico-militar. Eliminarle
tres ceros al Bolívar fuerte representa un retoque contable para facilitar los
cálculos aritméticos del Banco Central de Venezuela (BCV), más no incidirá en
el abaratamiento del costo de la vida. Con
la eliminación de los tres dígitos los precios de los alimentos, insumos y
servicios “caerán”, pero el desfase entre los precios y la capacidad
adquisitiva se mantendrá pues el salario también se reducirá en 3 dígitos.
Además si no se controla la hiperinflación, los precios seguirán en ascenso y
en pocos meses la eliminación de los tres dígitos será cosa del pasado. Históricamente
la creación de una nueva convertibilidad monetaria suele ocurrir como parte de
un plan de estabilización económica, como ha ocurrido en otras latitudes. La
cruda realidad es que en 10 años de “robolución
bolivariana” un millón de Bolívares viejos pasó a valer 1 Bolívar del llamado falazmente “soberano”; la peste bolivariana
nos hizo un millón de veces más pobres y miserables.
Otros
factores que conspiran contra la descabellada medida de crear una nueva moneda
por parte del régimen son el tiempo y los recursos. En el 2008, el tte coronel
implementó una mega-devaluación monetaria idéntica a la actual, restándole tres
ceros a la moneda, pero el Banco Central de Venezuela tuvo un año de plazo para
imprimirlos en la Casa de la Moneda e importar los nuevos billetes al país. Desde
el 2010 la cantidad de billetes circulantes en Venezuela supera los 15.500
millones de piezas de acuerdo con las estadísticas del BCV, lo que significa
que el país deberá suplantar esta cantidad de billetes en solo “seis semanas”, pero
no tenemos ni el tiempo, ni los recursos para alcanzar esta exigente meta.
El fracasado
y arrogante régimen bolivariano con esta nueva “mega-devaluación monetaria”
generará un incremento de la hiperinflación, deterioro de las condiciones de vida, mayor desempleo, pobreza, hambre y
miseria.
A nuestro Bolívar no tan
solo le cambiaron su rostro por la de un mulato afrodescendiente, sino lo
transformaron en una moneda paria, en un Bolívar famélico, cuya convertibilidad
es cada día más incierta.
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