Thursday, June 12, 2014

¿Por qué miente Roberta Jacobson?


Las falaces declaraciones de la subsecretaria de Estado para Asuntos Americanos Roberta Jacobson, primeramente ante la Comisión del Senado estadounidense al vincular a dirigentes de la MUD con una solicitud de postergar sanciones, y luego al afirmar lo inconveniente que sería aplicar sanciones económicas contra Venezuela, denotan algunas de las aristas perversas de la política exterior del gobierno de la Casa Blanca. Roberta, una experimentada funcionaria del Departamento de Estado, mintió descaradamente en ambas oportunidades ya que nunca pudo identificar a los personeros de la MUD, y terminó excusándose al decir que todo había sido una confusión, y segundo que en el proyecto legislativo aprobado nunca se solicitaron sanciones económicas en contra de Venezuela. La resolución aprobada solicitaba específicamente "la prohibición de visas y la congelación de los bienes contra individuos que hubiesen planificado, facilitado o perpetrado graves violaciones a los derechos humanos a raíz de las protestas estudiantiles ocurridas en el país”.

Entonces, ¿Por qué miente y manipula Roberta? i) Porque no quiere empañar las magníficas relaciones económicas que han establecido las multinacionales con el régimen del ungido de Miraflores. ii) Porque defiende la expansión de las transnacionales como Chevron, Conoco-Phillip, BP, ENI, Total, Shell, etc. en la franja bituminosa del Orinoco. iii) Porque protege los barriles de petróleo que el “régimen antiimperialista de Maduro” envía diariamente a su país. iv) Porque resguarda las inversiones de las empresas mixtas Carbones del Guasare (Ruhrkohle-Anglo American Coal) y Carbones de la Guajira (Inter-American Coal-Chevron) las cuales además de explotar nuestro carbón, humillan a los Wayúu y contaminan el medio ambiente. Sus deliberadas y perversas imprecisiones -sanciones económicas contra Venezuela- le han permitido al régimen invocar el conocido síndrome de David y Goliath, denunciar en los foros internacionales ser blanco de una agresión imperial y transformarse de victimario en víctima.

A Obama y a Roberta poco le importan que los venezolanos sean reprimidos, perseguidos, encarcelados, torturados o asesinados por los grupos paramilitares del oficialismo. A ellos solo le interesa proteger los intereses económicos de las transnacionales y por ello se oponen a la imposición de las sanciones contra los delincuentes y represores facho-bolivarianos. Recordemos que los gobiernos estadounidenses siempre han estado prestos a defender, al costo que sea, los intereses del capital financiero de Wall Street, más no el respeto a los derechos humanos. Allá los ilusos que siempre han creído en el doble discurso pro-derechos humanos de los inquilinos de la Casa Blanca.

La administración Obama cohabita con el autoritario régimen de Maduro, con la misma desvergüenza como lo hicieron sus antecesores con las dictaduras crueles de Centro América y del Cono Sur.

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