La
llegada al poder del socialismo del siglo XXI -entiéndase socialmilitarismo
populista- permitió el surgimiento de un proceso de lumpenizacion de
la sociedad. Parasitismo social que se
consolidó en el poder gracias a la
ignorancia política reinante en amplios sectores populares, quienes han sido
terreno fértil para los engañosos proyectos redentores, así como por la crisis
socio-económica (niveles de pobreza y exclusión social) generada por el
bipartidismo adeco-copeyano como fieles exponentes del viejo bloque histórico
que ejerció el poder durante 40 años.
El
socialmilitarismo populista de Maduro se apoya fundamentalmente en el
lupemproletario (falanges bolivarianas) y en una elite de delincuentes
políticos y militares integrantes de la boliburguesía. Ejemplo típico de esta
alianza entre el Estado y la delincuencia en beneficio del capital
internacional. El término lumpen o lumpenproletariad
fue utilizado por Karl Marx y Friedrich Engels en su texto La Ideología
Alemana en referencia a aquel sector degradado de la clase proletaria,
desvinculado de todo trabajo productivo y por consiguiente muy improbable de
adquirir conciencia de clase y aun más difícil de integrarse a una lucha por la
revolución social. En un texto posterior El 18 Brumario de Louis Bonaparte
Marx apunta incluso al carácter contrarrevolucionario del lumpen, al señalar
que Bonaparte se había apoyado en ese sector social aparentando situarse por
encima de la burguesía y de la clase obrera, cuando en los hechos había
beneficiado a la creciente burguesía financiera. A manera de recordatorio tanto
el fascismo italiano como el nazismo alemán reclutaron a sus tropas de choque fundamentalmente
entre elementos del lumpen. Estrato social que dado su orfandad clasista responde más a las pasiones, y emociones que a
posturas ideológicas, convirtiéndose en un verdadero caldo de cultivo para
cualquier propuesta demagógica y populista en especial de derecha.
El militarismo
bolivariano es cambiante y acomodaticio, incursiona discursivamente usurpando
planteamientos ideológicos de izquierda, mientras adelanta un proyecto de
capitalismo de Estado explotador de impronta facha que sume en una mayor
pobreza a los trabajadores del campo y de la ciudad, al igual que a los
excluidos sociales. Es una derecha verde oliva veteada de retazos
reivindicativos, alimentada de antiguas consignas movilizadoras, cebada con
iconos revolucionarios, y fundamentada en ideas disímiles, muchas de
ellas contrapuestas. Es un proyecto que manosea la pobreza y el hambre a fin de
ejercer un control político sobre los infortunados que la padecen, quienes son
utilizados como un banco de votos para ganar elecciones o como integrantes de los
destacamentos paramilitares empleados para reprimir y asesinar a la disidencia
política. El socialismo bolivariano se autocalifica
de "obrerista", pero ha vapuleado a los trabajadores imponiéndoles
contratos colectivos “basura” sin prestaciones laborales, que impulsan la tercerización
o subcontratación, y que reprime
militarmente a los trabajadores cuando estos protestan por sus derechos.
La
desacertada y antinacional política económica del régimen milico ha conllevado
al cierre de miles de empresas, forzando aproximadamente al 60 % de
la población económicamente activa a condiciones de informalidad en la calle
(buhoneros) -que no es lo mismo que “microempresario”, para utilizar ese engañoso
eufemismo bolivariano- sin protecciones, sin sindicalización, sin seguro de
salud, peor de lo que se estaba décadas atrás, ganando menos y dedicando más
tiempo y/o esfuerzo a su jornada laboral.
Es
una nueva derecha militar en el poder que no se nombra a sí misma como tal,
elude con astucia las definiciones ideológicas, y limita su discurso a la
repetición de citas célebres del Padre de la Patria, incorporadas en rápidos
collages en función de las nuevas circunstancias políticas. Es un proyecto que
legitima y defiende la explotación (capitalismo de Estado), mientras afirma
falazmente estar construyendo el socialismo.
Asistimos
a un remate general de conceptos y principios. Valoraciones como
"revolución", "socialismo", etc., han sido desnaturalizadas
como vocablos y hoy forman parte de un discurso oportunista y manipulador
orientado a la perpetuación en el poder del proyecto del fallecido tte coronel
y su designado monárquico.
Los
venezolanos padecemos las consecuencias propias de la postmodernidad, una
democracia controlada por la pestilente bota militar que se apoya en el lumpen proletariado,
en la que todos “somos libres”, en la
medida que aceptemos con estoicismo franciscano y obedezcamos con disciplina
militar los dislates del heredero sin méritos de Miraflores.
El
socialmilitarismo populista bolivariano pretende la lumpenizacion y militarización del país, a través de lo cual
lograría un mayor control represivo de la vida política y social del individuo,
así como su permanencia en el poder
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