El fallecimiento del comandante iletrado de Sabaneta
produjo el resquebrajamiento de una frágil unidad y el surgimiento de profundas
contradicciones en el seno del PSUV dado el carácter mesiánico y precariedad
teórico-ideológica del proyecto.
Voces disidentes, unas más conocidas que otras, y
tendencias políticas como Marea Socialista y la Escuela Política el Arado y el
Mar han cuestionado lo que ellos han dado en denominar Madurismo y reivindican
al mismo tiempo su condición de chavistas y socialistas. Critican la
corrupción, el autoritarismo, la inflación, la escasez, la delincuencia
desbordada, el sectarismo, los fraudes multimillonarios de CADIVI, la falta de
democracia interna y la dedocracia en el PSUV, la intolerancia al pensamiento
disímil, etc. Consideran que Maduro ha traicionado el legado de su padre
putativo plasmado en el publicitado Plan de la Patria.
La disidencia del chavismo si bien ha dado un
importante paso al frente al cuestionar los "desvaríos del proceso",
sigue renuente a reconocer el carácter falaz y reaccionario de la bastarda
revolución bolivariana. No entienden que los problemas que ellos acertadamente
critican, no fueron generados por el iletrado de Maduro, sino que son
consecuencias del legado del tte coronel, al cual inexplicablemente siguen
defendiendo y legitimando en forma incondicional.
Deberían aceptar autocríticamente que el finado de
Sabaneta no fue ningún socialista y mucho menos un redentor de los oprimidos,
sino un gran manipulador de las necesidades de los más humildes, lo cual le
permitió acumular un gran respaldo popular.
Admitir críticamente que lo pregonado por el
fallecido tte coronel lejos de impulsar un modelo socialista persigue la
implantación de un voraz capitalismo de Estado, la imposición de un pensamiento
único, la profundización del trabajo precario, así como la pérdida de la
sociedad plural. Reconocer que el socialismo bolivariano constituye el mayor
fraude ideológico del siglo XXI, cuya esencia ideológica-programática se resume
en un batiburrillo caudillesco-autoritario, militarista y facho.
Resulta paradójico y contradictorio que los sectores
disidentes del chavismo sigan defendiendo "un legado demencial" de
impronta militarista y retrógrada que confisca las aspiraciones de emancipación
de los trabajadores, impone el terror frente a las diferencias ideológicas, y
promueve un pensamiento domesticado y sumiso al poder. Apelan políticamente a
lealtades cuasi religiosas en favor del fallecido "arañero", quien
conculcó y reprimió el pensamiento crítico y disidente.
Socialismo no es el envilecimiento de los sectores
populares y mucho menos un maquillaje lingüístico para justificar atrocidades y
razonar fracasos. ¿Cómo entender a una disidencia que sigue aferrada a un
"socialismo" de carácter facho, enajenante y totalitario que ha
destruido al país? No hay socialismo que defender porque nunca ha existido.
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