El
analfabeta de Miraflores ha venido aplicando gradualmente un
paquetazo neoliberal con retórica socialista, a fin de aliviar coyunturalmente la profunda crisis
económica que afecta al país. Por ello
no ha sido ninguna sorpresa los anuncios fondo monetaristas del pasado 17 de Febrero. Medidas que se han aprobado dada la emergencia
económica, después de que este mismo personaje hubiese negado una y mil veces la
existencia de crisis alguna y que su antecesor, el ya fallecido comandante
insepulto, afirmara en cadena nacional (24-9-2008) que la
economía venezolana estaba totalmente blindada ante cualquier crisis gracias a
"las sabias y previsivas políticas" que su régimen había adoptado. Sin embargo, la dura realidad económica del país se ha encargado de desmentir las afirmaciones
Goebbelianas del régimen y sus acólitos.
La magnitud exacta de la crisis aún no
la conocemos. El régimen se ha mostrado reacio en darla a conocer, de allí la
negativa de sus ministros de comparecer ante la Asamblea Nacional. Sin embargo
lo que si sabemos es que las
medidas adoptadas de impronta fondo monetarista no resolverán la crisis, sino la agravaran. El “madurazo”
contempla: i) un incremento del precio de la gasolina, la de 91 octanos pasa a
costar Bs. 1 (incremento del 1.328%) y la de 95 octanos a Bs. 6 (incremento del
6.085%), ii) un aumento del valor de la unidad tributaria iii) una nueva devaluación de la moneda, así el dólar
de 6,30 bolívares pasa a 10 bolívares, y el Simadi lo transformó en un sistema
complementario flotante, lo cual le permitirá al régimen
futuras devaluaciones para incrementar la cantidad de bolívares que recibe por
la venta de dólares, con el fin de corregir el creciente déficit fiscal.
A fin de minimizar el
costo político de las medidas, enmascarando su carácter neoliberal, se anuncia un aumento del sueldo mínimo y de las pensiones del 20% y de
2,5% en la base de cálculo del cestaticket, y se extiende la estabilidad
laboral hasta al año 2018. Aumento salarial
pírrico que no compensa una inflación anualizada cercana al 200% (la más alta
del mundo) y además excluyente pues solo tiene incidencia en un sector de la
fuerza laboral. En cuanto a la cacareada estabilidad laboral, la misma no es
más que una quimera, ya que el régimen sigue despidiendo a trabajadores de la
administración pública en retaliación por su derrota del 6D.
A pesar del malabarismo ideológico, queda claro que la
“revolución” y el “socialismo” no son más que imposturas, engaños, pretextos
para justificar la imposición de un Capitalismo de Estado salvaje, la
concentración del poder, la militarización del país y la sumisión del individuo
a un proyecto personalista de bases fascistas.
Estas nuevas medidas económicas necesariamente generarán una mayor inflación, lo cual
incidirá negativamente en el poder adquisitivo de los ya maltrechos salarios, y
así
como también un mayor empobrecimiento de todos los venezolanos. Lamentablemente el
régimen en lugar de rectificar sus desacertadas políticas económicas que han
conducido a la ruina del aparato productivo nacional, a un profundo
desabastecimiento de alimentos y medicamentos, a un irresponsable endeudamiento
interno y externo, a una caótica situación financiera de Pdvsa (convenios
Petrocaribe y ALBA), y al quiebre de las empresas de Guayana, se empeña en seguir insistiendo en su degastado libreto
de la guerra económica y en la creación de estados mayores, comandos y
comanditos.
Sigue siendo inexplicable que individualidades y
organizaciones que se dicen ser de izquierda (PCV y compañía) sigan
justificando a esta barbarie facha, que en nombre de una revolución
inexistente, impone un paquete hambreador fondomonetarista con envoltura de
celofán bolivariano.
Hoy Nicolás y su logia cívico-militar, le piden al
pueblo, parafraseando a Adolf Hitler en sus días finales, “fe y confianza en su
liderazgo”, después de haber malgastado la mayor bonanza petrolera de nuestra
historia, arruinado e hipotecado al país, y engañado a los más necesitados.
En resumen, estamos ante la presencia de un doloroso
paquetazo al mejor estilo fondo monetarista cuya carga fundamental recaerá en
el bolsillo de los asalariados, de los más necesitados. Maduro y su grupete
sigue sin entender que una cosa es sermonear y engañar a sus eunucos partidarios
y otra muy distinta es gobernar a un país.
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