Tuesday, February 16, 2016

Asalto de la bota militar al subsuelo nacional


La logia milico-civilista que “desgobierna” a la República, no satisfecha con la destrucción del país acaba de consumar un golpe de palacio en complicidad con el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ). Mediante el Decreto Presidencial Nº 2.231, publicado en la Gaceta Oficial N° 40.845 el iletrado Maduro ha autorizado la creación de la Compañía Anónima Militar de Industrias Mineras, Petrolíferas y de Gas (CAMIMPEG), la cual se encargará de toda la exploración, producción y venta de hidrocarburos y minerales del país.

De acuerdo al Decreto Presidencial esta nueva empresa militar tendrá como objeto participar en todo lo relativo a las actividades licitas de servicios petroleros, petroquímicos, de gas y explotación minera. Es decir asumen el control total de la industria petrolera, relegando a un segundo plano a la estatal petrolera de PDVSA.

La creación de CAMINPEG representa un nuevo paso del socialmilitarismo bolivariano, entiéndase del socialismo Siglo XXI, en su empeño por militarizar al país, por transformar a nuestra sociedad en un gran cuartel disciplinado y obediente al servicio de un caudillo insepulto. Representa un nuevo paso en la desnacionalización petrolera y una nueva ventana para seguir profundizando las alianzas leoninas con las transnacionales vinculadas al negocio energético (Chevron, ConocoPhillips, Shell, Mitsubishi, BP, Mitsubishi, Rosneft, Petrobras, Petrochina, Repsol), y minero (Rusoro, Citic). Este nuevo emporio adscrito al Ministerio de Defensa funcionará como un Estado dentro del Estado, con capacidad de intervenir directamente en todo el proceso productivo, distributivo y de comercialización de las industrias minera, petroquímica, petrolera y gasífera.

Con la creación de CAMINPEG se despoja a Petróleos de Venezuela S.A. (PDVSA) y al Ministerio de Petróleo y Minas de la regulación, formulación y seguimiento de políticas, así como fiscalización de las actividades del Ejecutivo Nacional en materia minera, petroquímica, petrolera y gasífera. Militarización que no responde a razones técnicas puesto que los milicos no disponen de la formación académica y tecnológica para ello. No es lo mismo gritar a pulmón batiente que son “socialistas, revolucionarios, antiimperialistas y chavistas” que manejar una planta de refinación o una mina.

La barbarie bolivariana ha dispuesto la creación de CAMINPEG a fin de mantener un control férreo y secreto del funcionamiento de ese sector, puesto que casi todos los recursos financieros que han ingresado al país durante estos últimos años provienen precisamente de las industrias petroquímica, petrolera, minera y gasífera. Además, su creación constituye una “retribución con creces” al sector castrense por su lealtad y defensa de la “robolución”. Lealtad que no responde a ninguna convicción ideológica o sentimiento patrio como falazmente lo afirman sus integrantes, sino a la conveniencia de apoyar a un régimen que le ha permitido un manejo “discrecional” de los recursos del Estado y asociaciones delictivas en medio de la mayor impunidad.

Esta nueva derecha militar en el poder ha consumado un golpe de palacio sin recurrir a tanquetas, ni aviones, lo han hecho por la vía de la Gaceta Oficial al autoasignarse la renta del subsuelo, es decir las ganancias provenientes de la industria minera, petrolera y gasífera nacional de manera exprés, sin consulta popular o discusión en la Asamblea Nacional.

Es evidente que nuestro país atraviesa un período de intensa militarización del Estado y la sociedad. No es sorpresa alguna encontrar a milicos al frente de ministerios, gobernaciones de Estado, presidentes de institutos autónomos, gerentes de industrias estatizadas, parlamentarios, embajadores, sin tener la formación profesional que los acredite para el ejercicio de los mismos, más que el uniforme y la voluntad servil. La invasión de la peste militar a las instituciones del Estado comenzó con el régimen del tte coronel insepulto y se ha acentuado con el monárquico Maduro. La misma persigue una mayor concentración del poder del Estado en los mandos militares, a fin de lograr una mayor verticalidad, sumisión (carácter jerárquico), así como un control social más efectivo. El régimen busca resolver por la vía de las armas la pérdida de su hegemonía política.

Consciente de la presión de la “caldera social” que existe en el país, la nomenclatura bolivariana acentúa la militarización con el objetivo de contrarrestar y reprimir la protesta popular por la escasez de alimentos y medicinas, el mal funcionamiento de los servicios públicos, la inseguridad personal, la crisis médico- asistencial, el colapso de la infraestructura vial, de las universidades e institutos de investigación, el alto costo de la vida, la precarización de los salarios.

Con la formación de CAMINPEG las industrias petroquímica, petrolera, minera y gasífera se convierten en fuentes de una mayor ineficiencia, despilfarro y corrupción de lo que ha sucedido en PDVSA. Padecemos las consecuencias de un proyecto militarista, demencial, fanatizado y corrupto que ha despilfarrado nuestra riqueza petrolera en estos últimos años y que la militarización de la misma presagia peores resultados.


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