La actitud delincuencial de las cuatro madamas
del Consejo Nacional Electoral (CNE) al invalidar más de 600.000 firmas de la
solicitud del Referéndum Revocatorio (RR) nos recuerda el operar de la Cosa
Nostra siciliana. Las cuatro cortesanas del CNE atropellan, mienten, sustraen y
propician la violencia en nombre de una pandilla ideológica que “desgobierna”
al país desde 1998.
Estamos en presencia de una política criminal
puesta en práctica por las cuatro mafiosas del CNE-PSUV, quienes pretenden
desconocer la voluntad popular dificultando la realización del RR este año. Esta
nueva estafa electoral por parte de la mayoría del muladar del CNE (anulación caprichosa
y patibularia de 605.727 firmas) demuestra que funciona como una dependencia genuflexa
al servicio del iletrado enciclopédico de Maduro quien no desea contarse pues
sabe de antemano que será derrotado. Recordemos que ni el régimen, ni el ente
comicial pueden negarse a realizar el RR ya que es un derecho constitucional
consagrado en el articulo 72 de la Carta Magna.
Los venezolanos conocemos de sobra que la
mentira, la manipulación y el delito electoral han sido y seguirán siendo las
divisas del CNE. No es la primera vez que lo demuestran. Es inconcebible que las
patricias se hayan demorado una eternidad en poder certificar las firmas
presentadas para la solicitud el RR, mientras que validaron 10.000.000 de
firmas contra el Decreto Obama en solo “26 horas”, validación que de paso no
era de su competencia.
La mayoría del CNE por su cultura mafiosa ignora
el carácter terrorista y forajido del Estado venezolano, el cual ha
institucionalizado la tortura y el asesinato, criminalizado y judicializado la
protesta social, militarizado el orden público y la administración de justicia,
así como la operatividad impune de sus grupos paramilitares plasmada en ataques
a miembros de la Asamblea Nacional, periodistas, trabajadores, estudiantes, residentes
de zonas populares, etc. Pero, la capo Lucena
además en una muestra de soberbia y delirio amenazó con la suspensión inmediata
del proceso si ocurría cualquier agresión, alteración del orden o generación de
violencia en el país. Es una manera de intimidar para que la gente renuncie a
la lucha de calle, ante el temor de que suspendan el Revocatorio.
Las cuatro perversas del CNE ya no se
esfuerzan en disimular su cuadratura y sometimiento ante Maduro y su pestilente
bota militar. Prueba de ello ha sido la “ratería” de más medio millón de
firmas, así como la exclusión caprichosa y selectiva de firmas de connotados
dirigentes de la disidencia política, lo cual muestra hasta que punto estas
damiselas pueden reptar ante la pestilente bota militar opresora. Bota milica
que pretende "tutelar con las armas" el descontento y conflictividad
social que existe en el país como ha venido sucediendo en los últimos años y
más recientemente en las barriadas caraqueñas de La Vega, Catia y Petare, así
como en Cariaco, Estado Sucre donde han sido asesinados venezolanos por reclamar
comida. Prácticas que no son nada nuevas, y que son comunes en regímenes
despóticos independientemente de su signo ideológico.
El gran derrotado y perdedor en esta primera
fase del RR no han sido solo las cuatro títeres del CNE, sino del propio capo di
tutti i capi
de Maduro y su horda
de sicarios. Todos habían afirmado
que las firmas eran fraudulentas y que carecían de total validez. Sin embargo,
la sottocapo de Lucena se vio obligada
a reconocer 1.352.052 firmas como válidas, con las cuales se inicia la hoja de
ruta para el RR.
El improvisado de Maduro enceguecido por la perdida
de su popularidad, la magnitud de la crisis económica y social, la inseguridad
personal, la escasez cada vez mayor de alimentos y medicinas, el descontento en
sus propias filas, apela nuevamente al viejo libreto de la confrontación, de la
violencia para coger oxígeno político y brindarle moral a sus devastados
partidarios. Sus llamados a la violencia e insurgencia han llegado al paroxismo
al afirmar “si algún día nos toca tomar un fusil, lo tomaremos”, fanfarronada sin sentido pues quienes lo conocemos estamos
conscientes que la única pistola que sabe usar el “revolucionario” Maduro es su
secador de pelo.
A la Cosa Nostra bolivariana le esta llegando
su hora final, se le aproxima su fecha de vencimiento a pesar del control del
Estado y el apoyo de las narcobayonetas. Soplan
vientos de cambio.
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