La tradicional doctrina militar venezolana
(democrática burguesa) dejó de estar orientada por los principios de la Guerra
de Tercera Generación ante un escenario conflictivo, y fue sustituida por la
Doctrina Militar Bolivariana (DMB), batiburrillo facho-militarista consistente
en una idolatría al ya fallecido capitoste supremo de Sabaneta -quien impuso un simbolismo militar en vida-, la instauración de un Estado militar totalitario y represor, el
rechazo al pensar distinto al proyecto oficial, la militarización de la
sociedad y de la justicia, y el alistamiento para una guerra popular prolongada
o de cuarta generación. Vale acotar que la Doctrina Militar Bolivariana toma
como referencia histórica a la Doctrina de la Seguridad Nacional, justificación
ideológica que le permitió a las dictaduras militares del siglo pasado del Cono
Sur liquidar al llamado "enemigo interno".
La DMB aparte de institucionalizar el culto
a la personalidad del fallecido embaucador del siglo XXI, ha sistematizado el
nuevo rol de la FAN como el brazo armado del PSUV a fin de garantizar su
hegemonía y su continuidad en el poder mediante el uso de las armas. A tal fin
se modificó la misión de garantizar la defensa del territorio nacional para dedicarse
con exclusividad a preservar el orden interno, es decir el control militar del
Estado, la militarización de la seguridad pública y de la sociedad así como la
identificación y eliminación del enemigo interno. Al igual que las dictaduras
del Cono Sur, los milicos bolivarianos apelan a la tesis del “amigo-enemigo”
del jurista nazi Carl Schmitt para recrear el concepto del "enemigo
interno", entiéndase el adversario político al cual hay que eliminar como
lo han hecho en estos últimos años.
En efecto en los planes operativos de la
FAN tipifican al enemigo interno como el ciudadano o grupo enemigo del proceso
bolivariano. Lo definen como “personas
o grupos organizados contrarios al Gobierno, que busquen desestabilizar y crear
pánico en la población”, así como las “organizaciones políticas de la derecha
que intenten crear un clima de ingobernabilidad, paralizando los sistemas de
transporte público colectivo”. Igualmente
catalogan como potenciales enemigos internos a los “gremios y sindicatos”. Se
trata de crear en el seno de la FAN las bases legales y morales para justificar
la destrucción y eliminación del enemigo interno mediante el uso del poder de
las armas.
Además, esta Doctrina perversa justifica el
protagonismo del estamento armado en los distintos ámbitos de la vida nacional.
Sus integrantes se consideran los depositarios del pensamiento del Libertador,
de la representación popular, así como garantes y salvadores de la soberanía
nacional. La FAN se ha convertido en el fiador de la gobernabilidad
("orden y paz social"), en el responsable de la continuidad del
proyecto hegemónico capitalista explotador y protector de la nueva élite
económica (la narco-boliburguesía).
La militarización no se ha
circunscrito solamente a los ámbitos políticos (gobernaciones de Estados, ministerios,
Asamblea Nacional, representaciones diplomáticas), social (control de la
seguridad pública, universidades) y económico (control de empresas básicas,
distribución de alimentos, PDVSA), sino de la justicia misma. Varias personas
arrestadas durante las protestas en las colas por alimentos han sido juzgadas
por tribunales militares en lugar de ser procesados por un juez natural a la
causa, igualmente ciudadanos han sido confinados en cárceles militares (Ramo
Verde). Violaciones constitucionales que han sido avaladas por el hamponato de
la Sala Constitucional y la Sala Penal del Tribunal Supremo de Justicia. Además, la pestilente bota militar bolivariana constituye el músculo
represor en contra de quienes luchan por sus derechos sociales. Las ultimas
protestas populares han demostrado claramente el rol intimidador, represivo y
asesino de la FAN violando a su antojo los derechos humanos de los ciudadanos,
incluyendo el derecho a la vida. A fin de cumplir con su “noble misión
histórica” miembros de la FAN han asesinados a siete venezolanos en las
protestas populares por la escasez de alimentos. La FAN se ha convertido en el
principal sostén de la hegemonía excluyente representada por el fachochavismo.
Se reeditan las atormentadas experiencia nazi-fascistas del siglo XX y los
autoritarismos burocratizados del siglo XX y XXI.
La narco-falange bolivariana apelando a la
DMB se empeña en construir falsas
identidades patrias, como el mitificar al fallecido tte coronel a fin de
igualarlo históricamente con el Libertador Simón Bolívar. La exaltación de la
figura del difunto ha llegado a niveles impensables, han creado una cátedra
obligatoria en las instituciones militares titulada “Pensamiento del Comandante
Supremo Hugo Chávez”. Bazofia que no es más que un calco de la visión facha de Norberto
Ceresole sobre la relación entre el Ejército y el pueblo, con la conducción de
un caudillo depositario de la divinidad
de Bolívar.
El colapso de la satrapía
bolivariana es inminente. Los dislates económicos iniciados por el fallecido
filibustero del siglo XXI y continuadas por su incestuoso hijo de origen
desconocido han arruinado al aparato productivo nacional, profundizado el
rentismo petrolero, hipotecado al país, arruinado a PDVSA y devaluado la
moneda. Aunado a ello, la maquinaria clientelar dedicada a repartir las sobras
de la renta petrolera entre los más necesitados ya no funciona. Los
petrodólares ya no alcanzan para ello. La tan cacareada revolución bolivariana
ha resultado una farsa, un total fracaso.
El régimen piensa engañosamente
que mediante el uso de las bayonetas de la narco-falange
bolivariana podrá superar la irreparable
crisis económica, social y política que vive el país, aplastar la protesta
popular, así como impedir el referéndum revocatorio.
No comments:
Post a Comment