El pasado 13 de septiembre se inició la XVII cumbre del Movimiento de
Países No Alineados (MNOAL) en la ciudad de Porlamar, Isla de Margarita,
Venezuela. La MNOAL se formó durante la llamada Guerra Fría en la segunda
mitad del Siglo XX. La finalidad de sus miembros fundadores era conservar una
posición neutral y no aliarse a ninguna de las superpotencias del momento como la
Unión Soviética y los Estados Unidos. Pero además la MNOAL se gestó y fundó como
una tribuna y un espacio de lucha emancipadora de los pueblos de África, Asia,
y América Latina y otras regiones del mundo.
Históricamente se considera a la Conferencia Afro-Asiática de Bandung (1955)
como el antecedente más inmediato en el camino hacia la creación del MNOAL. En
la misma se aprobaron los “Diez Principios de Bandung”, que posteriormente
sirvieron de fundamento para su creación años más tarde. Por iniciativa de
Gamal Abdel Nasser de Egipto, Sri Pandit Nehru de la India, Achmed Sukarno de
Indonesia y Kwame Nkrumah de Ghana la MNOAL quedó formalmente creada tras
finalizar su reunión en la ciudad de Belgrado, Yugoeslavia (1961). Los
objetivos primarios de los países miembros de la MNOAL se enfocaron en la lucha
contra el colonialismo explotador, el respeto por los derechos fundamentales
del hombre, la soberanía y respeto por la justicia, el desarrollo de nuevos
espacios democráticos y usar la fuerza en los cotejos de la integridad
territorial o de independencia política de cualquier país.
Con el pasar de los años el carácter principista originario de la MNOAL lamentablemente
se desdibujó, se perdió deviniendo en un coto cerrado de regímenes populistas, represivos,
violadores de los derechos humanos. La gran mayoría de sus 120 países miembros,
salvo contadas excepciones, son regímenes totalitarios, algunos de
ellos con pestilencia de barraca militarista, que han analfabetizado y
enajenado políticamente a las grandes mayorías despojándolas de sus conquistas
históricas mediante una "gobernabilidad totalitaria".
La MNOAL se ha trasformado en una entelequia que no promueve ninguna forma
de emancipación de los pueblos como farisaicamente afirman. Sus miembros lejos
de romper con los proyectos de dominación preexistentes han promovido gobiernos
neo-despóticos, tan huérfanos de talante democrático como sus antecesores
coloniales-monárquicos o dictatoriales. Regímenes que criminalizan a la
disidencia política, militarizan a la sociedad incluyendo la administración dejusticia,
promueven un pensamiento político o religioso único. Basta una breve mirada a
su membrecía africana (Sudán, Eritrea, Etiopía, Zimbabwe), latino-americana
(Bolivia, Ecuador, Bolivia, Venezuela, Cuba) asiática (Afganistan, Corea del
Norte, Siria, Arabia Saudita) y europea (Bielorrusia) para comprobar el
carácter reaccionario y retrogrado de sus integrantes. La MNOAL se quedó sin
anclaje histórico. Su orfandad conceptual y lo limitado de sus nuevas propuestas
la han convertido en una organización de republiquetas chatarras, en un
reducto de países autoritarios que representa la mejor garantía y salvaguarda de los
intereses del gran capital transnacional en épocas de crisis.
Cabe acotar que la
realización de esta “fastuosa y derrochadora cumbre” (costo aproximado a los 150 millones de dólares según los expertos) se realiza cuando
nuestro país sufre una de las peores crisis en lo político, económico y social
de su historia republicana. Cuando la mayoría de los venezolanos padecen las
penurias de la escasez de alimentos y medicinas, viven una brutal
militarización y represión y sus bolsillos flaquean ante una atroz y
depredadora inflación. Obviamente el ungido de Maduro realiza esta ostentosa
cumbre -a pesar de las dificultades- en su desespero por romper su aislamiento
internacional y buscar apoyo de parte de su tarifada audiencia.
No nos debe sorprender que la mayoría de los participantes de la cumbre XVII
de la MNOAL concluyan brindándole un espaldarazo al iletrado de Maduro y su
falsa revolución bolivariana. Hipócritas
de siete suelas que seguramente levantarán las falsas banderas
“antiimperialistas” para justificar su apoyo a un régimen que reprime a la disidencia política, criminaliza la protesta social y
despoja a los trabajadores de sus conquistas laborales. Se solidarizarán con el
socialfascismo caudillesco, sectario y primitivo el siglo XXI.
No se puede esperar algo distinto de estos gendarmes del libre pensamiento.
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