Monday, May 14, 2018

Abstenerse es votar por Maduro


La retórica de los abstencionistas sigue siendo contradictoria, fantasiosa, y aferrada a un discurso derrotista que terminará por hundirlos en el laberinto de sus inconsecuencias.

Los abstencionistas continúan con su perorata de que “dictadura no sale con votos”, “votar es legitimar a Maduro”, “participar en las elecciones es colaboracionismo”, “elecciones cuando el régimen haya caído”, “no hay condiciones para participar”. Es decir, renuncian a la vía electoral como instrumento de lucha mientras el iletrado Maduro siga en Miraflores. Muchos se anclan en la peregrina idea de que, gracias a la presión internacional, Maduro renunciará y entregará el poder después del 20/5/2018. Así de fácil. Otros siguen proponiendo una intervención extranjera, llámese “humanitaria” o “militar”. Planteamiento intervencionista que ha sido utilizado por Maduro para robustecer su tesis del enemigo externo, así como para alimentar el patrioterismo bolivariano.

Algunos abstencionistas sueñan con ver a los sicarios del CICPC o al gorila de Padrino López arrestar a Maduro en cumplimiento del dictamen del TSJ en el exilio. Otro grupo sigue con la descabellada idea de “lanzar a la gente a la calle” para precipitar un golpe militar. Piensan en una insurgencia capitaneada por una Fuerza Armada carcomida por la corrupción y el narcotráfico. Pretenden repetir los dolorosos episodios de 2014 y 2017, cuando, en busca de esa “salida rápida”, llevaron irresponsablemente a la inmolación a cientos de jóvenes al exponerlos a la maquinaria represiva del régimen. El grave problema es que los abstencionistas, sin excepción, no tienen ningún plan político para después del 20/5. Solo alucinan con más sanciones y una intervención extranjera, liderada por los marines de Mr. Trump,  Pence, y Pompeo.

Los abstencionistas, al margen de sus malabarismos lingüísticos, promueven una política derrotista y desmovilizadora ante el escenario electoral del 20/5. Han entregado el futuro del país a las decisiones por tomar del Grupo de Lima, de la Unión Europea, del señor Almagro en la OEA o del grupete Trump-Pence-Pompeo.

Lamentablemente, mientras los principales voceros del abstencionismo se pasean como Marco Polo por el nuevo y viejo continente siguiendo el libreto de la comunidad internacional, el pueblo venezolano sigue pasando hambre y muriendo sumergido en una total confusión e incertidumbre. La tozudez abstencionista no les permite entender que no participar es facilitar la continuidad de Maduro y su logia cívico-militar en el poder.

Quienes alegan la falta de condiciones electorales, habría que recordarles que desde la llegada al poder del facho-chavismo estas nunca han existido; sin embargo, todos han participado en la mayoría de los procesos realizados previamente. Es evidente que el árbitro electoral dejó de serlo para convertirse en una oficina ministerial dispuesta a complacer los deseos del tirano de turno. Igualmente, el rol de la FAN y de su Plan República ha sido el de tolerar y apoyar todos los abusos y ventajismos del oficialismo. Que se entienda que nadie está convalidando el status quo, defendiendo la imparcialidad de las madamas del CNE o alabando el papel represor de la FAN. Hay que aprovechar la coyuntura electoral, para capitalizar ese inmenso descontento nacional (más del 80%) y lograr una participación electoral abrumadora el próximo 20/5 que nos permita salir de esta pesadilla.

Los abstencionistas con su vocación suicida, desmotivan la participación electoral, siembran el pesimismo y propician la entrega sin resistencia a la dictadura. Los que plantean la abstención deben preguntarse: ¿Cómo se cobra políticamente la abstención? ¿De qué manera la abstención ayuda a derrotar a Maduro y superar la crisis que afecta a todos los venezolanos? ¿Hasta cuándo van a seguir esperando la invasión del magnate Trump?

El camino electoral es un escenario importante de lucha popular, no de colaboracionismo o traición.

Votar es protestar contra la dictadura. NO a la resignación abstencionista.



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