Friday, June 1, 2018

La cubanización de la oposición venezolana


No hay la menor duda que la oposición abstencionista ha renunciado a la ruta electoral mientras permanezca Maduro y su logia cívico-militar en Miraflores. En su lugar han propuesto una intervención militar extranjera y la profundización de las sanciones económicas en contra del régimen. Llama la atención que esa misma oposición que ha criticado y condenado con sobradas razones, el injerencismo cubano, ruso, chino e iraní en nuestros asuntos nacionales, sea ahora la que propicia y hasta suplica por una intervención militar extranjera. Opción militar que implica la pérdida de la soberanía, la integridad territorial y que actores externos, particularmente los Estados Unidos, influyan o determinen la gobernabilidad de nuestro país. Con su equivocada estrategia la oposición abstencionista “cubaniza” la solución de la crisis nacional al supeditarla al dictamen y la dirección de foráneos, en especial de los Estados Unidos.

Vale recordar que durante los últimos 59 años la disidencia cubana ha estado enfrascada en una desacertada y fantasiosa estrategia por derrotar el gobierno de la isla mediante sanciones económicas y financieras, intervención militar, así como la creación de un sistema paralelo de gobernabilidad en el exilio (gobiernos provisionales). Para aquellos que deliran y apuestan por el éxito de esta desatinada estrategia opositora, sería bueno recordarles que las sanciones económicas y financieras impuestas en el año 1960 y profundizadas años más tarde (Ley Cuban Democracy 1992; Ley Helms-Burton 1996) no han sido efectivas en provocar un cambio en el ordenamiento político interno de Cuba. Que la invasión de los “marines” a suelo cubano no ha ocurrido, ni ocurrirá y que el sistema paralelo de gobierno en el exilio ha sido un total fracaso.

La negativa a participar en el proceso eleccionario del pasado 20/5, aludiendo la falta de condiciones electorales equilibradas -CNE parcializado, migración de votantes, coacción y chantaje a los electores, votación asistida, entre otras- equivale a ignorar el carácter autoritario-militarista del proyecto bolivariano. Es obvio que un régimen dictatorial nunca va a garantizar las condiciones electorales que son propias de los gobiernos democráticos. Además, desde el ascenso al poder del proyecto facho-bolivariano (1998) todas las elecciones han sido viciadas, sin condiciones ideales, dado el control férreo que han ejercido los inquilinos de Miraflores sobre el poder electoral. Es oportuno recordar para los “desmemoriados” que la oposición participó en las regionales del año 2017 y en las parlamentarias del 2015 bajo condiciones electorales muy similares a las de las presidenciales del 5/20. Igualmente es válido tener presente que la arrolladora victoria parlamentaria del 2015 se logró pese a las perversidades impuestas por el CNE, el Plan República, y el control social impuesto por el régimen. Lamentablemente, la terquedad de los abstencionistas no les ha permitido entender que el descalificar el voto como instrumento de lucha solo ha beneficiado y beneficiará al proyecto facho-bolivariano en sus pretensiones continuistas en el poder. El abstencionismo ha destruido la confianza y el valor del voto ciudadano y con ello ha demolido la posibilidad de edificar una contra hegemonía electoral capaz de derrotar al facho-madurismo. Además, han cubanizado” la crisis, al supeditar su solución a los intereses de la impopular trilogía Trump, Pence y Pompeo. Insisten en recorrer caminos que ya demostraron su inefectividad en producir cambios en el ordenamiento interno en otros países en el pasado.

A semejanza de la experiencia cubana -paralelismo institucional- el abstencionismo ha propiciado la creación de un Tribunal Supremo de Justicia en el exilio cuya orfandad jurídica e institucional es preocupante. Recordemos que la Asamblea Nacional no eligió a un TSJ en el exilio, solo eligió a 13 Magistrados y sus suplentes, quienes fueron forzados a abandonar el país dada la brutal represión policial en su contra. Este TSJ en el exilio ha dictado sentencias cuyo acatamiento institucional representa una de las tantas quimeras que repiten a diario los abstencionistas y que solo han generado falsas expectativas y una mayor confusión. Igualmente ha sucedido con el caso de la Fiscal General de la República en el exilio que, a pesar de su aceptación por parte de muchas personalidades, incluyendo ex-Presidentes de la región no goza del reconocimiento institucional de ningún gobierno, ni de organismos internacionales. Las acciones y dictámenes del TSJ y de la Fiscal General son puramente simbólicas. Siguiendo el ya frustrado libreto cubano ya muchos voceros del abstencionismo están solicitando la constitución de un CNE en el exilio que “anule las elecciones” del pasado 5/20 y de un gobierno provisional en el exilio que “invite a los marines” a desembarcar en nuestras costas. Mayor similitud con la desatinada y fracasada disidencia política cubana radicada en Miami es imposible.

La estrategia suicida del abstencionismo se resume en renunciar a la construcción de una referencia contra-hegemónica electoral, pedir más sanciones contra el régimen, y suplicar una intervención extranjera. Todos estos dislates políticos han conducido a la entrega -sin resistencia- de espacios previamente conquistados como gobernaciones, alcaldías, y consejos regionales y el haber desaprovechado la oportunidad histórica de conquistar la Presidencia de la República. Penosamente han copiado el libreto de la oposición cubana miamera.

La cúpula opositora pretende imponernos una equivocada salida que solo favorece al proyecto de dominación facho-bolivariano. Mientras se insista en una ruta con impronta cubana que lleva 59 años de fracasos, la derrota del facho-madurismo luce incierta y fantasiosa.

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