Tal vez esta sea la pregunta que se
hacen los millones de venezolanos que ingenuamente creyeron en el fantasioso y
demagógico mensaje del abstencionismo radical e iracundo. Oposición que
prometió, sin tenerla, una ruta alternativa al voto popular para salir del
iletrado Maduro. Abstencionismo que nos desilusiona cada día más con su
orfandad estratégica y su nivel de improvisación.
En el cajón de los recuerdos han
quedado las ilusorias promesas del retiro masivo de embajadores después del
20M, la cacareada invasión de los marines de Mr. Trump, o la salida de Maduro
producto de las sanciones de la comunidad internacional. Igualmente, las
declaraciones temerarias del ex presidente Felipe González, que definió al
régimen de Miraflores en “etapa terminal” y aconsejaba a los venezolanos
resistir porque "el régimen de Maduro se caería solo”.
¿Y ahora qué? es el cuestionamiento que
le hacen muchos venezolanos a la oposición abstencionista que no supo entender
el valor del voto, no como un mecanismo de consolidación del régimen
dictatorial, sino como una herramienta para debilitar y agrietar la
hegemonía del facho-bolivariana. Es la misma oposición que ahora propone la alucinante
idea de pedirle la renuncia a Nicolás de manera voluntaria o “empujada” como lo
ha expresado el Padre Jesuita y Catedrático Luis Ugalde. Las afirmaciones del Padre
Ugalde sorprenden por provenir de un respetado vocero de la disidencia política,
alejado de los radicalismos en el pasado. Ugalde plantea una ruta exprés (una
tercera salida) basada en la renuncia del dictador. Nadie duda de las
debilidades del régimen de Maduro, de la gravedad
de la crisis económico-social y política, de la escasez de
alimentos y medicinas, de las violaciones de los derechos humanos, del
aislamiento del régimen internacionalmente, sin embargo, pensar que el
dictador Maduro va entregar el poder porque la oposición se lo solicite es una
idea peregrina y fuera de la realidad.
Pero el Padre Ugalde además plantea que
esa renuncia puede ser “empujada” por el pueblo y el estamento militar a fin de
retomar el hilo democrático. Todos sabemos que sin un quiebre militar el
“empujoncito del pueblo” no es suficiente. Pensar en los empujoncitos de la
Fuerza Armada nos retrotrae a la experiencia chilena donde los sectores adversos
al Presidente-mártir Salvador Allende recurrieron equivocadamente a los milicos
en busca de esa “renuncia empujada”. Empujoncito verde oliva que se tradujo en
una cruenta dictadura militar la cual se atornilló en el poder por 17 años y que
dejó un saldo de 40 mil víctimas en el país del ilustre O'Higgins. Otros voceros
han planteado la convocatoria a una huelga general para salir del vocinglero
del Palacio de Misia Jacinta. Sus proponentes obvian que la mayoría de la
fuerza laboral ha sido desplazada a la economía informal o trabaja para el
Estado como empleados públicos (669.725 puestos de trabajo según cifras
oficiales). Además, la oposición carece de una fuerza sindical con la capacidad
organizativa suficiente para convocar a una tarea de esa envergadura. La CTV se
ha transformado en un cascarón vacío donde cohabitan un grupo de burócratas con
muy poca capacidad de convocatoria. Son simples alucinaciones de una dirigencia
derrotada que apela a una estrategia hueca y epopéyica de “seguir luchando” sin
saber a ciencias cierta el cómo y el para qué.
Los abstencionistas no tan solo han
renunciado a la vía electoral sino supeditaron la salida de Maduro a los
intereses de la administración Trump-Pence. Administración que no ha sido muy
respetuosa de los derechos humanos en especial la de los inmigrantes de origen
latino. Las administraciones de Trump y de Maduro han impuesto sus discursos de
odio y exclusión de manera muy similar. El anglosajón en contra del inmigrante
latino y el caribeño en contra del disidente político. Trump, el mejor aliado
de los abstencionistas, decidió retirarse del Consejo de Derechos Humanos de
la Organización de las Naciones Unidas, boicoteó varias sesiones de la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos, ha separado a los hijos de sus padres, así
como impuesto la deportación de inmigrantes indocumentados sin que medie juicio
previo lo cual constituye una violación al debido proceso. Las imágenes de
niños solos y encerrados en jaulas como animales son evidencias inequívocas de
la política inhumana y cruel de la administración Trump-Pence. Además, no ha
escondido su admiración por líderes autoritarios como el ruso Vladimir Putin,
el egipcio Abdelfatá al Sisi o el filipino Rodrigo Duterte y ha llegado al
extremo de legitimar el uso de la tortura. Hechos como esos cuestionan y ponen
en entredicho la doble moral de los abstencionistas quienes dicen defender los
derechos humanos, pero han convertido a Trump-Pence en sus mejores aliados y
han sido incapaces de cuestionar estas atrocidades en contra de los inmigrantes
latinos en los EEUU.
La fatídica estrategia abstencionista permitió
la reelección de Maduro y su salida del poder solo será posible mediante la
conformación de una nueva referencia opositora alejada de aquellos sectores que
se empeñan en imponer una agenda exprés, dolorosa, sectaria, fracasada y
divorciada de la realidad. Resulta asombroso que tras los fracasos de las
salidas del 2014 y del 2017, el abstencionismo replantee de nuevo esta errada
estrategia en el 2018. Las premuras e improvisaciones políticas solo generan
ilusorias esperanzas que siempre terminan en dolorosas y lamentables
experiencias sociales.
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