Thursday, April 17, 2014

Diálogo con la pestilente bota militar


El tan esperado diálogo entre la oposición y el régimen de Nicolás Maduro finalmente se dio gracias a la mediación de un grupo de cancilleres de Unasur. Es evidente que el diálogo entre las partes en conflicto siempre es factible, aún en situaciones por demás complejas y difíciles. Un buen ejemplo de ello fue la conferencia de Paris (1973) cuando se logró la firma de los acuerdos de Paz entre las partes involucradas en el conflicto armado que devastaba al Vietnam.

Sin embargo, lo que presenciamos en este primer encuentro, más que un diálogo fue un monologo donde las partes expresaron sus puntos de vista a manera de catarsis. Por un lado los miembros de la jauría oficialista defendiendo su fracasada y represiva gestión de gobierno y por otro lado una delegación de la MUD señalando las deficiencias y errores del régimen. Lamentablemente dicho encuentro no contó con la presencia del movimiento estudiantil, los familiares de la víctimas de la represión y los miembros del Foro Penal que obviamente tenían mucho que denunciar.

Vale acotar que los representantes de la MUD habían exigido un mínimo de condiciones para sentarse a dialogar con el régimen, entre las cuales se señalaban: la transmisión en directo en cadena nacional del primer encuentro de diálogo, la presencia de un tercer país neutral, la promulgación de una ley de amnistía, el desarme de los grupos armados y la independencia real de la comisión de la verdad. Aparentemente los representantes de la MUD acudieron a la cita de Miraflores sin que se cumplieran en su totalidad las exigencias previamente formuladas.

Todo proceso de diálogo para que sea fructífero debe conducir a una serie de acuerdos o pactos. Sin embargo los representantes de la jauría bolivariana insisten que no los habrá pues “no traicionarán a la revolución”. Se limitan a mantener la discusión en el plano político, exigiendo la legitimación del ungido de Miraflores como presidente y justificando la represión por parte de la GN, al igual que la conducta ejemplar de sus paralumpen (entiéndase grupos armados del oficialismo).

El único resultado tangible del llamado diálogo del jueves pasado fue que se quebró la hegemonía comunicacional del régimen. Se rompió con el cerco de la censura oficial lo que le permitió a los delegados de la MUD denunciar -en cadena nacional- las sistemáticas violaciones de la Carta Magna por parte del régimen, así como criticar la inseguridad, la represión, la inflación, la escasez, el desempleo y la corrupción males que se han profundizado en los últimos meses.

Hasta la fecha no ha habido ninguna oferta que pueda generar expectativas en la oposición, sus esfuerzos se han estrellado ante la intransigencia de la pestilente bota militar que gobierna a la nación. Las buenas intenciones y los deseos de paz no son suficientes para lograr un proceso de negociación exitoso. Si el oficialismo sigue insistiendo en su agenda militarista, falaz y represiva ¿cuál es el sentido de sentarse a dialogar?

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