El país vive tiempos de represión y farsas
judiciales, de torturas y asesinatos. Perversiones que no son nuevas y que
constituyen parte de una agenda represiva iniciada por el ya desaparecido tte
coronel y profundizada por la dupla Maduro-Cabello. Responden a la Doctrina de
Seguridad Nacional Bolivariana, adefesio de inspiración fascista destinado a
domesticar y criminalizar la protesta social, a ilegitimar a las organizaciones
defensoras de los derechos humanos (Provea, Foro Penal, Control Ciudadano), y
reprimir a la disidencia política a la cual etiquetan como enemigo interno. Hoy
el Estado al igual que en el pasado reprime y asesina a estudiantes,
trabajadores, miembros de los movimientos sociales, etc., en nombre de la paz y
tranquilidad ciudadana. Para la fecha hay cerca de 5.000 personas que se
encuentran sometidas a juicio por protestar y más de 200 encarceladas de
acuerdo a la organización de los derechos humanos Provea.
Para los fascio-bolivarianos todo aquel que no
comparte su visión totalitaria es estigmatizado como terrorista y
desestabilizador. Criminalizan la protesta social con la finalidad de promover
el miedo y el terror desde el Estado. Se valen de la nefasta Ley
antiterrorista (Lodofat) para enviar a cientos de jóvenes a cárceles de
máxima seguridad y recurren al esbirro de Rodríguez Torres, una especie de
Himmler (ministro del interior de la Alemania nazi), para reprimir y promover
falsas pruebas contra los jóvenes detenidos con la intención de destruirlos
moralmente ante la opinión pública (siembra de drogas, dólares y armas
ilegales).
Sin asombro contemplamos como el traficante
anquilosado de la mentira José Vicente Rangel, no tan solo justifica la
violación de los derechos humanos por parte del régimen, sino que clama por una
enmienda de la Carta Magna o de una ley especial para “reforzar la capacidad de
defensa del Estado” ante la protesta social. Entiéndase una mayor represión.
El socialfascismo bolivariano no trasciende
más allá de un trasnochado autoritarismo facho, que reivindica un Estado
militarizado y represor. Por ello, la dupla Maduro-Cabello ante la
ingobernabilidad que confrontan continuarán militarizando al país, adoctrinando
a nuestros estudiantes con un nacionalismo revanchista, empleando a la FAN para
reprimir al pensamiento disidente, así como legitimando la violencia y el odio
como medio para dirimir las diferencias políticas. Ante ello no queda otro
camino sino profundizar y ampliar la base social de la lucha de calle, así como
consolidar la resistencia popular. No hay cabida para agendas conciliatorias o
salidas mágicas a espalda de quienes son los verdaderos protagonistas de esta
lucha: los estudiantes.
Los insurgentes del ayer, son los fascistas
del presente. Son los miserables que con boina roja aplauden y felicitan a la
Guardia Nacional por su criminal represión. Son los verdugos y asesinos que
desde Miraflores hablan cínicamente de amor y de paz.
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