Jorge Giordani, capitoste inequívoco del desastre
económico que vive el país ha hecho público un documento crítico al régimen del
ungido de Miraflores. En dicho documento, el capitoste del caos económico
reclama angustiado que “hay que hacer esfuerzos por manejar una economía tal
como es hoy, y no como quisiéramos que fuera en un mundo que aun no existe”.
Igualmente, señala una gran falta de liderazgo por parte del ungido de
Miraflores y niveles preocupantes de corrupción que comprometen el futuro del
proceso.
El significado del documento publicado por el capitoste
bolivariano no reside en la supuesta verdad que dice defender, sino en las
falsedades que afirma, en las torpes justificaciones que enuncia, y en el
rosario de falsificaciones económicas y políticas que proclama. Cabe mencionar
que el testimonio critico de Giordani ocurre después de haber sido defenestrado
de sus cargos en los directorios del Banco Central de Venezuela y de Petróleos
de Venezuela, así como de ministro de Planificación. Recordemos que el
capitoste de la bancarrota cohabitó y se solidarizó por más de 15 años con
todas esas irregularidades que ahora denuncia con signos de alarma y
preocupación. ¿Por qué calló y asumió una actitud celestina todos estos años?
¿Cómo entender que sea ahora cuando el capitoste se
de cuenta de la corrupción galopante que existe en el seno del régimen? La
corrupción ha sido parte de una política de Estado desde la llegada al poder
del fallecido comandante galáctico. Tal vez el capitoste olvida
las irregularidades del Plan Bolívar 2000, las denuncias de Walid
Makled y el cartel de los soles, PDVAL y las120.000 toneladas de alimentos
descompuestos, el caso del empresario Francisco Illaramendi y 540 millones de
dólares del fondo de pensiones de Petróleos de Venezuela, los casos
documentados en contra de los dirigentes del PSUV, Luis Felipe Acosta Carlez,
Diosdado Cabello, Ronald Blanco La Cruz, Gian Carlo Di Martino, José Vicente
Rangel Ávalos y Juan Barreto los cuales sumaban más de 711 millones de dólares,
Guido Antonini Wilson y la maleta cargada con 800.000 dólares, el desvío de
fondos en la construcción del Complejo Agroindustrial Azucarero Ezequiel
Zamora, entre muchos otros. Olvida las denuncias hechas por él mismo y posteriormente
por Edmeé Betancourt, ex presidenta del Banco Central de Venezuela, en torno a
la estafa de más 25.000.000.000 de dólares por parte de boliburgueses
propietarios de empresas de maletín cuyos nombres no han sido publicados y
obviamente nunca los serán.
¿Cómo interpretar su preocupación por el uso de los recursos del Estado a niveles extremos?. Es por
demás notorio que el gasto público se ha venido utilizando como una herramienta
de “control social” desde la llegada al poder de los socialfascistas en el año
1998. Bajo el pretexto de la consolidación del poder político como un objetivo
esencial para la fortaleza de la revolución el fallecido tte coronel en el
pasado y su heredero en el presente han dilapidado enormes recursos del Estado
a fin de eternizarse en el poder ¿Por qué no lo denunció cuando ocurrieron los
hechos?
El capitoste miente en su escrito al afirmar
que el gran norte político del Estado venezolano ha sido la construcción del
socialismo. Nada más alejado de la realidad. En estos 15 años de “desgobierno
bolivariano” no se ha construido ningún socialismo, ni poder popular
autónomo, ni democracia protagónica y mucho menos se ha gestado el
empoderamiento de los explotados y excluidos. Tanto su comandante eterno, como
su cuestionado heredero lo que han hecho es construir una Estadolatría política
y económica que ha dado vida a un régimen populista, despótico, corrupto,
excluyente y explotador. Miente al hablar de la construcción de una sociedad
justa para la mayoría del pueblo venezolano. Si bien la pobreza estructural no
es un fenómeno social nuevo, en estos últimos años su intensidad, extensión y
heterogeneidad se han incrementado. El fallecido centauro de Sabaneta al igual
que su heredero han sido incapaces de reducir la pobreza estructural del país y
mucho menos erradicarla. Allí están las cifras del Instituto Nacional de
Estadísticas que demuestran todo lo contrario. La realidad es que a los
"viejos pobres", hay que sumarles los "nuevos pobres"
generados como consecuencia del descalabro económico durante estos últimos
años.
En otro aparte de la cursilería publicada por el capitoste,
este reivindica la
unión cívico-militar como uno de los legados del fallecido vocinglero de
Miraflores y pilar fundamental del proceso bolivariano. Perversión que le ha
permitido al militarismo bolivariano justificar el “asalto” de los militares
como corporación partidista a campos de la política ajenos de su actividad
profesional y al surgimiento de una logia uniformada corrupta paraestatal.
Unión cívico-militar que ha institucionalizado la militarización de la sociedad
y la represión contra la disidencia política y ha alcahueteado la formación y
operatividad de las bandas hamponiles del régimen como estrategia de guerra
contra los estudiantes y trabajadores en sus luchas. Corrupción,
militarización, represión y muerte es lo que lamentablemente debemos de
agradecer a la tan cacareada unión cívico-militar.
Giordani en su “tardío testimonio” cuestiona pero
evade cínicamente su responsabilidad en la catástrofe económica en la cual está
sumida la nación. Recordemos que el capitoste fue hasta su reciente
destitución, el responsable del capitalismo de Estado militarizado desmanteló
el aparato productivo del país, impuso una economía de puertos, impulsó un
endeudamiento irresponsable del país y de Pdvsa a pesar de la bonanza petrolera
de los últimos años, apoyó la entrega de nuestra soberanía energética a las
transnacionales mediante la creación de las empresas mixtas y propició una
desastrosa política cambiaria. Se niega aceptar que el proyecto ha fracasado
por su gran orfandad ideológica, por sus prácticas en contra de los
trabajadores, por sus abusos confiscatorios de la pluralidad política, por sus
praxis fascistas, y por sus afanes militaristas. Pretende explicar que el
desastre económico que nos aqueja es producto de la falta de liderazgo de
Maduro y el no haberle dado fiel cumplimiento al legado del fallecido tte
coronel. Que insensatez, que miopía política, que desvergüenza.
La carta pública de Giordani documenta y desnuda la
orfandad intelectual, el envilecimiento de los sectores populares, la
corrupción e incapacidad, así como los perversos propósitos que han privado en
el proyecto político bolivariano. Muestra que los vocablos socialismo,
libertad, soberanía, patria, pueblo, e independencia han sido utilizados por el
socialfascismo bolivariano como maquillaje lingüístico para justificar sus atrocidades, razonar su fracaso
y eternizarse en el poder.
De que le valió al capitoste su
vileza, su celestinaje y su complicidad para con el proyecto del fallecido tte
coronel, si hoy sus ex-cómplices delincuenciales lo demonizan acusándolo de
traidor al proceso, contrarevolucionario, y hasta agente de la CIA. Tanto nadar
para morir en la orilla.
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