Pese a mostrarse unidos ante el mundo, las diversas fracciones que conforman el fachochavismo se están batiendo a muerte tras bastidores y fuera de ellos a fin de tomar el control del gobierno y de la maquinaria política paraestatal del PSUV.
El período de tensa coexistencia entre los
diversos factores que hacen vida en el seno del gobierno y del PSUV (Pacto de
la Habana 10/01/2013) se ha visto resquebrajado por la agudización de las
luchas internas. Este pacto contemplaba que las riendas del partido y del
régimen fuesen llevadas por una especie de politburó, un consejo gobernante
operando bajo consenso de las diversas fracciones (entiéndase bandas) para
garantizar la estabilidad del fachochavismo, en donde el ungido de Maduro
cumpliría las funciones de maestro de ceremonia secundado por el tte Cabello.
La profunda crisis política (gobernabilidad) y
económica (inflación, desabastecimiento) que atraviesa el país ha producido el
resquebrajamiento de la frágil coexistencia de las bandas delincuenciales en el
seno del PSUV. Reflejo de ello ha sido la carta publicada por Giordani a raíz
de su defenestración administrativa y descalificación política. Giordani en su
tardía epístola cuestionó la falta de liderazgo del dicharachero de Miraflores,
pero fundamentalmente criticó la corrupción en el otorgamiento de divisas, las
cuales curiosamente fueron asignadas durante el régimen del fallecido tte
coronel, y advirtió de que “el legado de Chávez” estaba en peligro. Vale acotar
que el “olvidadizo” de Giordani no mencionó las irregularidades del FONDEN,
fondos que se manejaban con su firma y la del tte coronel, así como los gastos
demenciales realizados por el Estado para preservar en el poder al fallecido
embaucador del siglo XXI. Ante las criticas formuladas, los pranes del PSUV acusaron
al capitoste del desastre de traidor, contrarrevolucionario, y hasta agente de
la CIA. Lo trataron exactamente igual como él trató a otros excompañeros que en
el pasado cuestionaron al proceso. Además, los jefes de la camorra pesuveca
impusieron sanciones políticas (caso Navarro) y amenazaron con expulsiones ante
cualquier tipo de critica. Los capos de la mafia roja exigen lealtad, lealtad y
más lealtad frente a la corrupción, la mentira, y el engaño.
Sin embargo, la descomposición que esta
sufriendo el fachochavismo no es motivo de sorpresa. Ello era algo previsible
después de la desaparición física del vocinglero del Palacio de Misia Jacinta.
El tte coronel construyó un movimiento mesiánico y autoritario en torno a su
persona. El llamado proceso bolivariano se configuró en torno a la falsa
premisa de que el tte coronel era la revolución socialista y la revolución socialista
era el tte coronel. De modo que el fachochavismo se redujo a la figura del tte
coronel y a lo que él pensaba y decía, aunque no siempre de modo coherente. No
estando el charlatán de sabaneta físicamente presente, no hay fachochavismo,
porque más allá de su figura petrificada y un recuerdo estéril no hay más nada.
Obviamente, existe un sentimiento afectivo y emocional hacia su figura en muchos
sectores de la población pero que es inorgánico desde el punto de vista
político. Además, la concentración del poder en torno a la figura del tte
coronel no solo afectó la institucionalidad del Estado sino que también cercenó
la posibilidad de construir un verdadero movimiento político.
Además, vale acotar que el fachochavismo nunca
ha tenido un verdadero fundamento ideológico, ya que su mal llamado cuerpo
doctrinal se reduce a la sopa de minestrón del difunto eterno en la cual combinó
tradiciones de luchas nacionales (El árbol de las tres raíces), con elementos
nebulosos del pensamiento revolucionario y una buena dosis del neofascismo de Perón
y Ceresole. El fachochavismo como corriente política ya no existe y corre el
peligro de sufrir el síndrome del Peronismo argentino, convirtiéndose en
decenas de movimientos o incluso en su disolución en el mapa político
venezolano.
No seamos ingenuos, los “pranes y luceros” que
están en pugna en el seno del fachochavismo no lo hacen por diferencias
ideológicas o doctrinarias, sino por el deseo de un mayor lucro, por preservar sus
cuotas de participación en el robo al erario público. No se trata del
enfrentamiento del ala civil versus la militar o de ortodoxos versus pragmáticos
como algunos analistas han descrito, sino de una confrontación de malandros con
o sin uniforme que compiten por el mismo botín.
Justifican la ferocidad y crueldad de sus
acciones bajo el pretexto de defender el legado del difunto eterno. Representan
tendencias que han respaldado el “culto a la palabra sagrada del líder” y
comparten sin diferencia alguna posturas antidemocráticas, autoritarias, y militaristas.
Son fracciones de maleantes que han cohabitado y apoyado la represión, la
tortura, la corrupción, la criminalización de la protesta social y el
terrorismo del Estado bolivariano impuesto por el régimen del fallecido tte
coronel y continuado por su sucesor el ungido Maduro.
Los últimos hechos protagonizados por los
jefes de la camorra roja-rojita demuestra como una cúpula corrupta y
delincuencial defiende y protege las irregularidades administrativas del régimen
y la impunidad reinante en complicidad con la logia cívico-militar que
desgobierna al país.
El fachochavismo esta en proceso de
desintegración, sus pranes hacen esfuerzos para subsistir a la confrontación
que ocurre entre las mafias cívico-militares que operan en el submundo del
PSUV. Invocan a la lealtad para con el tte coronel como fórmula mágica para sobrevivir.
Los militantes ingenuos y honestos del proceso
se preguntan después de 15 años de falacias, de manipulaciones y de descomposición
moral por parte de una logia cívico-militar ¿Lealtad a quién, y para qué?.
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