Sunday, August 3, 2014

Falsedad bolivariana y lenguaje del engaño



La mentira, la manipulación y la falsificación de la historia constituyen herramientas imprescindibles de todos los procesos nazi-fascistas. Mentir, mentir que algo queda era la divisa de Goebbels, el gran maestro de la propaganda nazi quien llegó afirmar que "las grandes mentiras son más fáciles de creer que las pequeñas, debido a su efecto de shock y a su audacia". A sesenta y nueve años de la aniquilación militar del nazi-fascismo, los venezolanos contemplamos cómo una casta militar-cívica ha reeditado estas viejas prácticas goebbelianas. Han hecho de la mentira su divisa, han construido frases artificiales, carentes de contenido ideológico, pero de un profundo carácter alienante a fin de establecer las bases socio-político-culturales de la sumisión y la obediencia de la población.

Los actuales gobernantes han hecho suya una de las formas más utilizadas por los nazi-fascistas para la distorsión de la verdad, la "mentira afirmativa", es decir la proclamación de intenciones, hechos y relaciones que revisten la forma de un hecho verdadero, sin serlo. La propaganda del régimen sigue religiosamente las pautas goebbelianas, la falacia permanente, aprovechándose de la fácil credibilidad y pronto olvido de las masas populares. Ha sido la repetición incesante de slogans vacíos, unida a una simplificación exagerada de los hechos. No se trata de argumentar diferencias, de expresar posturas ideológicas, sino de establecer dicotomías claras: positivo o negativo, el bien o el mal, amigo o enemigo, verdad o mentira, patriota o antipatriota, etc. Es decir afirmaciones categóricas en vez de demostraciones, persuasión forzosa, en lugar de conocimiento de los hechos reales. Pero además, fundamentando el contenido de las mismas en el establecimiento de nexos emocionales entre el sujeto y la figura mesiánica del fallecido iletrado eterno.

Las mentiras afirmativas y las falsificaciones históricas del insepulto vocinglero de Miraflores fueron incontables. Unas más estrafalarias que otras: "Hemos salvado a Venezuela del desastre", "Nosotros queremos la verdadera paz", "Nuestro gobierno es obrerista", "En el país existe la mayor libertad de expresión", "En Venezuela existe una total independencia de los poderes", "Disfrutamos de una absoluta soberanía alimentaria", "Hemos desarticulado un nuevo magnicidio", "La invasión de los gringos es inminente", "El Libertador murió envenenado" entre muchas otras.

Pero las distorsiones históricas y falacias no son cosas del pasado, el ex discípulo de Santhya Sai Baba también ha hecho la falsedad su divisa, al afirmar: “Bolívar y Chávez los libertadores de Venezuela”, Chávez enriqueció y redimensionó al socialismo”, "El comandante eterno murió por los pobres”, Chávez representa el Cristo de los pobres” “Guerra económica del imperio”. Maduro mintió cuando afirmó que no iba a haber un "paquetazo neoliberal" y hoy los venezolanos padecemos las consecuencias del mismo (incluyendo aumento de la gasolina). Mintió al denunciar desestabilizaciones, conspiraciones, atentados de mercenarios que provenían desde El Salvador y Colombia. Maduro al igual que su fallecido padre político siempre han mentido, sin presentar jamás prueba.

Pero este andamiaje fraudulento ha contado con el apoyo de comunicadores sociales gobierneros, castrados y vasallos que actúan permanentemente en defensa de los poderes establecidos. Que reptan tras la pestilente bota militar bolivariana aprisionados en una maraña de "certezas y verdades oficiales" que nunca son comprobadas o verificadas (conspiraciones, magnicidios, planes desestabilizadores, invasión de los marines, etc.) pero sí repetidas hasta el cansancio.

Este perverso plan persigue reescribir una historia plagada de inexactitudes históricas cónsonas con los intereses del proyecto facho-bolivariano. De plagar la memoria histórica de los venezolanos con falsedades a fin  de adoctrinar y manipular a los ciudadanos. Persiguen convertir al pueblo en un rebaño de seguidores acríticos dispuestos a complacer al ungido de Maduro en todos sus desaciertos.

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