Thursday, September 4, 2014

Patrioterismo ramplón


Los encubridores, cínicos, y verborreicos de la estafa del siglo XXI, mejor conocida como el socialismo del siglo XXI del difunto eterno, invocan con más frecuencia su patrioterismo ramplón y ciego para justificar su gran fracaso. La inflación, escasez, inseguridad, desempleo, crisis hospitalaria, deficiencia educativa, y destrucción del aparato productivo lo justifican diciendo “pero tenemos Patria” y de paso socialista.

Una de las características distintivas de este proyecto empobrecedor y represivo ha sido el manosear los sentimientos nacionalistas (patrioterismo), especialmente en tiempos de crisis, a fin de manipular a las masas populares. Patrioterismo que se hace acompañar de una obediencia acrítica, de un apoyo a un orden político jerárquico, fetichista y totalitario, el cual se ha transformado en un dogma religioso. Credo, donde la Patria-Estado funge como divinidad, los venezolanos como pueblo elegido y un mesías oportunista como redentor del pueblo olvidado. Vale acotar que todos los autoritarismos y sus distintas expresiones en el mundo siempre han tenido una vena patriotera similar.

Detrás de este patrioterismo patético se esconde la urgencia de superar conflictos socioeconómicos, de recuperar espacios políticos perdidos, y de restablecer un liderazgo difuminado por el engaño y la manipulación. Los jerarcas de la nomenklatura bolivariana no tienen escrúpulo alguno en apelar a la fibra patriótica de los venezolanos -amenaza de los enemigos externos-internos- a fin revertir el desencanto y desilusión que priva entre los venezolanos, pero en especial en sus propios partidarios. Su dramatismo de defender la soberanía nacional ante un enemigo externo de dimensiones apocalípticas (el imperio y su guerra económica) forma parte del histrionismo bufo del proyecto del fallecido felón uniformado de Sabaneta. La denuncia de la existencia de un enemigo interno (entiéndase disidencia política), le permite reivindicar la tesis nazista del “Amigo-Enemigo” de Carl Schmitt, la cual legitima cualquier acción represiva del Estado a fin de destruir a todo aquel que se le considera “enemigo del proceso” bajo la premisa de la “Seguridad Nacional”.

Los farsantes patrioteros del siglo XXI defienden rodilla en tierra su “patria socialista” vistiendo trajes y zapatos de Louis Vuitton, de Gucci, y luciendo relojes de Jean Richard y Porsche Design. Son los filibusteros quienes fraudulentamente se han adueñado del gobierno para transpirar odio y violencia contra el pueblo que dicen defender, en complicidad con un narco-generalato fétido. Son los mercaderes que desfalcaron a las arcas de la nación, a CADIVI en nombre de una siniestra y bastarda revolución opresiva, putrefacta y militarista.

Una cosa es amar a la Patria, y otra muy distinta es exaltar ese sentimiento con fines maniqueos que no tienen nada que ver ni con el país, ni con sus raíces históricas, sino con el proyecto chatarra fachobolivariano.

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