Los
espacios para expresar el disenso son cada vez más limitados dado el afán de la
logia milica-civilista por imponer su proyecto neofascista. La intención
oficial es erradicar toda voz que no comparta los lineamientos de la logia en
el poder, quien no satisfecha con controlar todos los poderes públicos y la
Fuerza Armada Nacional, aspira transformar a Venezuela en un establecimiento
cuartelarlo que responde a una sola voz de mando. Desde el poder pretenden
acallar a una sociedad que protesta ante los fracasos de un régimen
bonapartista-demagogo que jura gobernar en beneficio del pueblo, cuando en
verdad actúa, en beneficio de sí mismo y de unos pocos allegados que engrosan
las filas de la nomenclatura bolivariana y su allegada boliburguesía parasitaria.
Logia que a pesar de que se autopostula
demagógicamente como defensora de "los de abajo", del “pueblo”, representa
un proyecto político-económico del gran capital transnacional.
Las acciones emprendidas contra los directivos de El Nacional, y Tal Cuál y al portal digital La
Patilla por haberse hecho eco de las denuncias del ABC de España en contra del tte Cabello responden a la
visión narco-cómplice que priva en las altas esferas del poder. Estas medidas
no pueden considerarse como hechos aislados, sino que representan un eslabón más del perverso
proyecto de dominación milico-bolivariano que busca la imposición de una
hegemonía comunicacional. Supremacía informativa impuesta por la censura, la
autocensura y el estrangulamiento de los medios independientes, así como el
establecimiento de un monopolio sobre los medios de comunicación social
(estatización o compra de la plantas televisivas, radios, y medios impresos). Buscan
imponer una realidad falsa, la "verdad oficial" ajustada a sus intereses políticos para
eternizarse en el poder.
Persiguen silenciar las denuncias sobre la escasez alimentaria y de medicamentos,
la inflación, la corrupción, la inseguridad personal, la pobreza, la
militarización de la sociedad, pero en especial el narco estado en el cual el
fallecido tte coronel convirtió a Venezuela. El silencio informativo en torno a
las acusaciones de que el tte Cabello es el capo
mayor del
narcoestado bolivariano, así como todo lo relacionado a la detención del
narcotraficante Richard Cammarano Jaimes, en compañía de una exmagistrada del TSJ,
son claras demostraciones de que el blackout comunicacional es una política de
Estado.
Silencio
que contrasta con todo un despliegue propagandístico del régimen en defensa del
tte Cabello. Repiten incansablemente su inocencia sin aportar prueba alguna.
Retoman del viejo Goebbels el principio
de la simplificación y del enemigo único. De allí, el slogan nada
original “Diosdado somos todos” (vulgar copia de “Todos somos Charlie Hebdo”) y la
presidenta del TSJ emite una sentencia absolutoria anticipada al afirmar la inocencia del tte
Cabello y tipifica las acusaciones contra él como "agresiones
conspirativas contra el Estado venezolano"; declaraciones abyectas que nos
recuerda cuando el Führer Adolfo Hitler eliminó el Estado de Derecho en Alemania
al afirmar que él era “la justicia” (1933).
Infructuosamente
la “robolución bonita” pretende imponernos una sociedad sin derecho a la
critica y al disenso, una sociedad ciega y sorda donde solo imperen sus
criterios absolutistas. Un país domesticado bajo la elegía de una logia
narco-corrupta que se considera a si misma como la personificación de la Patria
y representante de la voluntad popular. Grupete que ha reivindicado la Doctrina
de la Seguridad Nacional de las dictaduras del Cono Sur del siglo pasado, quienes
bajo la excusa de la seguridad interna y erradicación del enemigo interno justificaron
el control e intervención de los medios de comunicación en esos países.
Esta
nueva arremetida forma parte del proceso de fascistización del Estado
venezolano a fin de someter a la
sociedad venezolana a un proceso de homogenización ideológica y ocultar la
magnitud del fracaso económico, político y social del socialfascismo del siglo
XXI.
En el ascenso al
poder del nazi-fascismo histórico uno de los principales factores que
beneficiaron a Hitler, Mussolini y Franco fue la complicidad de las potencias
occidentales de ese entonces. Hoy día, el servilismo y complicidad de los
países latinoamericanos y sus clases intelectuales frente a la barbarie socialfascista
bolivariana, no es menor.
Frente
a este monstruo totalitario no asumamos la conducta del búho de Minerva
Hegeliano que solía aparecer con su lira para cantarle a los vencedores o para
condolerse de los derrotados cuando ya era muy tarde.
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