Una de las mayores peculiaridades del socialfascismo bolivariano ha sido un enorme desprecio al conocimiento, a la ciencia y la cultura producto de su impronta fascista y de la limitación intelectual de las elites gobernantes. La pretensión del régimen sigue siendo procurar homogeneizar el pensamiento de la sociedad en torno a la mediocridad y al analfabetismo intelectual. El primitivismo conceptual que priva en la nomenclatura bolivariana que nos “desgobierna” desde hace 16 años nos ha llevado a escuchar afrentas al conocimiento tales como “inoculación del cáncer”, “la siembra de pollos”, “la multiplicación de penes”, “millones y millonas”, “atletas y atletos”, “entregas de libros y libras”, “modelos cualitativo-cuantitativos de expresión matemático-aritmético” “el cultivo de maticas de acetaminofén“, entre muchos otras ultrajes a la inteligencia.
Vale a acotar que el desprecio por el conocimiento y
la cultura han sido denominadores comunes del nazi-fascismo y sus múltiples
variables políticas. Goebbels el responsable de la propaganda nazi durante el
régimen de Hitler demostró su desprecio por el conocimiento al organizar quemas
públicas de libros como el realizado por los estudiantes de la Universidad
Wilhelm Von Humboldt quienes le prendieron fuego a 25 mil libros en la Plaza de
la Opera en la ciudad de Berlín (1933). El mensaje fue sumamente claro en
cuanto al poder del Estado para convertir en cenizas el pensamiento que no
estuviera en sintonía con el gobierno. Ello además se tradujo en la
“nazificación” de la educación, de la ciencia, de la cultura y del deporte, es
decir de toda la sociedad alemana.
La lección alemana de Hitler sería replicada en
América Latina en la década de 1970 luego del golpe de Augusto Pinochet contra
el gobierno de Salvador Allende (11/09/73). Dictadura que aparte de masacrar,
torturar y perseguir con saña a la disidencia política, mostró variados signos
de desprecio al conocimiento bajo el pretexto de una “reconstrucción cultural”.
La dictadura atacó a los recintos universitarios, conculco la cultura nacional
realizó sistemáticas quemas de libros en plaza públicas del país y aniquiló a
todo medio de comunicación -libros, revistas y periódicos- que no fuese afín
con su proyecto cuartelario.
Años más tarde, la dictadura Argentina (Massera y
Agosti 1976) además de reprimir y masacrar a miles de jóvenes, también
desarrolló una perversa política en contra del conocimiento y la cultura.
Igualmente bajo la excusa de la “reconstrucción cultural” de la nación cercenó
a las universidades y destruyó la ciencia y la cultura nacional. Se impusieron
textos escolares que distorsionaban la verdad histórica, y se prohibió la
lectura de una amplia gama de autores los cuales no eran afines al régimen. Los
militares-inquisidores argentinos realizaron también su destrucción emblemática
de libros, cuando lanzaron a las llamas un millón y medio de libros del Centro
Editor de América Latina (26/06/1980). De esta manera los nazi-fascistas del
siglo pasado demostraron su desprecio por el conocimiento, destruyendo años de
saber, de investigaciones, de sueños y poesías. Pretendieron incinerar la
historia de esos pueblos.
Con la llegada del socialfascismo bolivariano al
poder se puso en evidencia igualmente un marcado desprecio al conocimiento y a
la cultura. A lo largo de estos 16 largos años se han empeñado en aniquilar a
las Universidades Nacionales y Centros de investigación del país, de
ideologizar la cultura la educación y el deporte. Allí está el nefasto
proyecto de ley elaborado por la bancada oficialista de la Asamblea Nacional
(AN) en el cual se decreta la muerte del Instituto Venezolano de
Investigaciones Científicas, así como la política de Estado orientada al
estrangulamiento financiero de las Universidades Nacionales. Además, han puesto
en marcha un proceso de “purificación” del sistema educativo, al mejor estilo
de los regímenes totalitarios del siglo pasado, imponiendo programas educativos
(primaria-educación media) ajustados a la bazofia del Plan de la Patria en los
cuales se tergiversa y mutila la historia de nuestro país. Desde presentar a un
Bolívar afro-descendiente, amamantado por una cubana y paladín del socialismo,
hasta elevar al fallecido chafarote de Sabaneta como el segundo padre de la
Patria. Sin pasar por alto la reivindicación histórica del 4F como día de la
dignidad nacional.
A cuatro décadas de aquellas infamias los milicos
bolivarianos, enemigos de la cultura y la razón han procedido a la eliminación
de “libros incomodos”, al mejor estilo de los regímenes totalitarios del
pasado. Recordemos que el actual presidente de la AN, el tte Cabello cuando
ejercía la gobernación del Estado Miranda, procedió a destruir y vender como
papel reciclable 62.262 libros y documentos pertenecientes al Instituto
Autónomo de Bibliotecas del estado Miranda, por razones ideológicas. Este
siniestro personaje, al margen de su retórica alquilada, simplemente reprodujo
lo mismo que habían hecho Goebbels, Pinochet y otros inquisidores del siglo XX,
en cuanto a eliminar todo vestigio de pensamiento democrático. Son prácticas
nefastas y demenciales que el fascismo ha usado y sigue usando en su vano
empeño por callar la voz y la memoria colectiva de los pueblos. A esta nefasta
política de desprecio por el conocimiento se aúna la criminalización del
pensamiento democrático, la aniquilación de la prensa independiente y el
establecimiento de un monopolio comunicacional por parte del narco-Estado
bolivariano.
En conclusión, la guerra contra el conocimiento y
sus diversas manifestaciones por parte del socialfascismo bolivariano forma
parte de su proyecto retrogrado que pretende impedir que el ciudadano común
tenga un pensamiento crítico sobre los problemas que lo aquejan (inflación,
criminalidad, desabastecimiento, crisis hospitalaria, etc.). Además, es un
intento por silenciar a todos los sectores sociales que no comparten el odio,
la violencia, la exclusión y la intolerancia propias de los nefastos regímenes
totalitarios de sello nazi-fascistas.
Nota final: al momento de escribir esta nota,
recodaba un hecho por demás inédito. En ocasión de celebrarse una reunión de la
direcciones regionales del Centro-Occidente del MRB-200 del país en la
población de Quibor (1996), la compañera Leticia Barrios y mi persona (miembros
del Secretariado y de la Dirección Nacional respectivamente) presentamos para
la discusión un documento crítico sobre el estilo autoritario-militarista del
tte coronel Chávez y del tufo derechista en las decisiones que venía asumiendo la
Dirección Nacional del movimiento. Nuestra propuesta no fue aprobada y por
iniciativa de Iris Varela y del capitán del 4F Jorge Luis Durán Centeno el
documento fue quemado. El monstruo facho-bolivariano comenzaba a emerger y daba
sus primeras manifestaciones de odio, ignorancia y desprecio por el pensamiento
crítico.
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