La crisis de la deuda soberana de Grecia tuvo su
comienzo a finales del año 2008, fue una de las primeras crisis de la deuda
soberana que afectó la eurozona. Luego de un primer y un segundo
“rescate” realizado por la “Troika” (Unión Europea, Banco Central Europeo
y FMI), que se tradujeron en políticas de austeridad (reducción salarial y
pensionados, despido de funcionarios y aumento de los impuestos), Grecia se ve
inmersa en una nueva crisis que puede conducir al colapso de su economía.
Crisis que tiene potencialmente repercusiones económicas y geopolíticas que
trascienden más allá de sus fronteras. En lo económico podría afectar la
estabilidad de las economías de otros países de la Eurozona, e indirectamente la
salud financiera de los EEUU. En lo geopolítico su salida de la Eurozona podría
fortalecer la posición de Rusia que siempre ha considerado los Balcanes como un
objetivo natural.
De acuerdo a los entendidos la deuda griega
representa aproximadamente el 179% del PIB. Desde el estallido de la crisis en
el 2008 y tras los dos mal llamados “rescates” de la Troika, el monto de la
deuda externa se incrementó en un 67% del PIB (de un 112% saltó a un 179% del
PIB). Deuda externa que al igual que en muchos países, incluyendo Venezuela, es
impagable, ilegal, e ilegítima. Estos programas de ajustes y de insaciables
exigencias de austeridad impuestos por la Troika debilitaron considerablemente
a la economía griega y desmejoraron la calidad de vida del pueblo griego. Por
ejemplo, el PIB decreció en un 25%, la exclusión social alcanzó el 35%, el
desempleo se elevó a un 27%, y se incrementaron los impuestos regresivos como
el IVA.
El recién electo Primer Ministro, Alexis Tsipras de
la Coalición de la Izquierda Radical (Syriza) (25/01/2015), ofertó
demagógicamente durante su campaña electoral poner fin al círculo vicioso de la
austeridad, que había empobrecido al pueblo griego en estos últimos años. Llegó
a plantear irresponsablemente una fantasiosa condonación de la mayor parte de
la abultada deuda griega (equivalente al 179% de su PIB) por parte de sus
socios de la Eurozona. Como buen populista logró conquistar emocionalmente a
las grandes mayorías del país helénico que lo llevaron a convertirse en el
primer ministro de Grecia.
En medio de esta nueva crisis Tsipras y su partido
Syriza abandonaron la mesa de negociaciones cuando todo parecía indicar un
posible entendimiento con la Troika y convocaron sorpresivamente a un
referéndum, donde el pueblo griego decidiría entre: la dignidad nacional (NO a
las recetas de la Troika) o el sometimiento (SI a las recomendaciones de la
Troika). Resulta por demás contradictorio e inexplicable cuando se había
llegado tan lejos en una negociación y se estaba tan cerca de un acuerdo,
romper el mismo, a no ser, que se estuviese utilizando la crisis de
la deuda como pretexto para alcanzar objetivos meramente políticos.
Tsipras y su partido convocaron demagógicamente al
referéndum apelando a las emociones, al sentimiento nacional, a sabiendas de
que no había otra opción que aceptar la propuesta del Eurogrupo. Tsipras
recurrió hábilmente al referéndum, no para decidir entre la dignidad o el
sometimiento como engañosamente se planteó, sino para lograr un objetivo
político, transformarse en el líder indiscutible del pueblo griego y lograr el
consenso de las principales organizaciones políticas griegas en torno a su
persona. Objetivo que logró exitosamente dada la holgada victoria de NO el
pasado 5 de Julio.
Ignorando los resultados del referéndum donde el
pueblo griego dijo NO, Tsipras y su partido Syriza han formalizado la solicitud
ante la “Troika” de un tercer programa de ayuda financiera, es decir un tercer
rescate del mecanismo europeo (Mede). Tsipras ha transformado en un SI, el
determinante NO del pasado referéndum. Ha traicionado a la mayoría del pueblo
griego quien ilusionado en una “falaz solución” votó mayoritariamente en contra
de las recetas de la Troika, al pago de la deuda externa, y los planes de
ajuste socio-económicos que a la larga terminan empobreciendo aún más
a los pueblos.
A pocas horas del triunfo del NO, el gobierno de
Tsipras, no solo se ha olvidado de su promesa electoral de exigir a
sus socios de la Eurozona la condonación de la mayor parte de la deuda externa,
sino que esta dispuesto a aceptar el programa que le imponga la Troika. Ya no
se trata de pedir un préstamo como inicialmente había expresado, sino la
aplicación de un programa de ayuda financiera que implica nuevas condiciones
(entiéndase ajustes), así como de inspecciones periódicas por parte de la
Troika para supervisar el desempeño de su gobierno en la ejecución del
programa. Pero además, ha aceptado un incremento en el IVA, impuesto regresivo
que afecta sin distingos a toda la población, una reducción en más del 40% de
las pensiones y aplazar a futuro la restructuración directa de la deuda
externa.
La dignidad del pueblo griego ha sido una vez más
traicionada por Tsipras y su partido. El resultado del referéndum griego solo
ha servido para consolidar la figura de este nuevo populista del siglo XXI.
Comentario final:
El ignorante enciclopédico de Maduro ha exhortado al gobierno de Tsipras a NO
pagar la deuda externa (default), mientras que su régimen “paradójicamente” realiza
millonarios pagos por dicho concepto al cartel de Wall Street. Más allá de
la falaz retórica anti-neoliberal, el siniestro tartufo y su grupete han
preferido cancelar sus compromisos con la banca internacional (deuda externa),
a la cual critican e insultan, e imponer severas restricciones en la
adquisición de divisas en lo doméstico, lo cual se ha traducido en una
terrible escasez de insumos industriales, alimentos, medicinas, partes, etc.
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