Existe una analogía conceptual e
histórica entre los proyectos tiránicos y la conversión de una personalidad
gobernante en un fetiche mesiánico. El socialfascismo bolivariano desde su
fundación ha descansado sobre un nefasto culto a la personalidad del ya
fallecido tte coronel. Mesianismo monárquico que él mismo promovió en vida sin
ningún tipo de escrúpulo o miramiento. Siempre se proyectó como el redentor deseoso
de insertarse en el panteón de los próceres de la Patria.
La resolución del Ministerio de
Educación que acaba de ser publicada (Gaceta Oficial # 40.739) establece como efemérides escolares el
natalicio del tte coronel (28/07) y su fallecimiento (05/03/?). Esta infeliz
resolución ordena de manera explicita que todos los centros educativos
oficiales, estadales, municipales y privados realicen actividades alusivas a
esas fechas durante la semana de celebración. Esta nueva resolución es una
demostración más del nauseabundo culto a la personalidad al tte coronel que se
propicia desde las altas esferas del régimen.
El socialfascismo bolivariano no ha
cesado en publicitar falazmente la figura del tte coronel como el salvador de
la Patria humillada, como el padre fundador de la nueva República, y el heredero
histórico de los legados libertarios de Simón Bolívar. Campaña siniestra que se
ha intensificado después de su misteriosa muerte a través de la poderosa red
propagandística del régimen. Cruzada que no se ha limitado sólo a la promoción
de su imagen en franelas, afiches, pendones, gigantografías, cadenas de radio y
televisión, sino también la designación con su nombre de cuanta obra construye
el régimen y mediante la creación de un instituto dedicado a salvaguardar el
“legado del comandante galáctico” (entiéndase la destrucción del país). No hay
espacio público del territorio nacional donde no este presente (rostro, firma,
ojos) del “gigante”, del “comandante supremo”, del “líder eterno”. Repugnante
culto a la personalidad que supera con creces cualquier experiencia previa en
nuestra historia Republicana.
Este asqueroso culto a la personalidad
ha sido reconocido hasta por los propios intelectuales al servicio del régimen,
quienes apelando a un discurso meloso, y timorato, lo llegaron a calificar de
“hiperliderazgo presidencial” (Reunión Intelectuales, democracia y socialismo:
callejones sin salida y caminos de apertura – Foro Miranda - 06/2009). A pesar
de lo cuidadoso y delicado que fueron los felicitadores de oficio que
participaron en dicho evento (Eleazar Díaz Rangel, Luis Britto García, Roberto
Hernández Montoya, Rigoberto Lanz, Miguel Ángel Pérez, entre otros) sus
asustadizas observaciones fueron descalificadas y satanizadas por la
nomenclatura bolivariana. Esta concepción providencialista de la divinidad del
ya fallecido comandante eterno, ha impuesto obediencias incondicionales,
disciplinas verticales, y el cese de toda crítica ("credere, obedire,
combatere" Benito Mussolini).
Acá no hay revolución alguna, sino un
proyecto basado en la omnipresencia y veneración de un supuesto profeta
tropical que ya alcanza tintes novelescos. Las revoluciones verdaderamente son
obra de un esfuerzo colectivo, basadas en proyectos libertarios, que escapan a
la discrecionalidad de cualquier “líder fundamental”. El insepulto tte coronel,
no pertenece a la genealogía del pensamiento de Marx, quien concibió la
historia en términos de lucha de clases sociales, su figura lamentablemente se
inscribe en la ideología autoritaria, la de los héroes que guían al “pueblo”, y
supuestamente lo encarnan, y redimen.
Obligar a los niños venezolanos a celebrar
el nacimiento y muerte (?) del tte coronel es algo sin precedente en nuestra
historia. No hay razón para aclamar el nacimiento de un oficial tropero
autoritario, que impuso violentando las leyes de la República: la
militarización de la sociedad, una hegemonía mediática, la persecución de la
disidencia, el monopolio de la verdad, y la liquidación de los logros laborales
y sociales de los trabajadores. Es una ignominia rendirle pleitesía "al autoritario
estafador del siglo XXI".
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