Las aborrecibles prácticas xenofóbicas y
violaciones de los derechos humanos en la zona fronteriza colombo-venezolana obligó
al oportunista y ciego gobierno de Santos* a elevar el caso ante la Organización
de Estados Americanos (OEA) y solicitar ante la misma una reunión de
Cancilleres del continente para tratar la expulsión de 1.097 de sus conciudadanos,
y la emigración de otros 7.162 ante el terror establecido en la frontera. El
representante del fachochavismo, el descreído Roy Chaderton, no pudo refutar las
acusaciones del embajador Colombiano y solo le quedo apelar al clásico
distraccionismo bolivariano introduciendo elementos no vinculantes a la
discusión planteada. Disertó sobre algunas anécdotas personales, sobre la vida
de Gaitán, la violencia en Colombia, pero no pudo desmentir las imágenes de la
gente humilde y desplazada cruzando senderos, y cauces de ríos producto de la
campaña xenofóbica y violaciones de los derechos humanos cometidas por la logia
milico bolivariana en la zona fronteriza. El procedimiento llevado a cabo por
la autoridades venezolanas fue efectivamente bárbaro, cruel, y violento. Las
escenas de casas marcadas con una R o D nos retrotrajo a las persecuciones
nazis a los judíos en la Alemania de Hitler.
A pesar de que la votación final (17 votos) no
le permitió a Colombia alcanzar los 18 votos necesarios para lograr la
convocatoria de Cancilleres del continente Americano que ellos habían
propuesto, la gran mayoría de los países latinoamericanos se abstuvieron de
apoyar al régimen del ungido Maduro como solía ocurrir años atrás. Diez y seis países
apoyaron la moción neogranadina: Costa Rica, El Salvador, Estados Unidos,
Guatemala, Guyana, Honduras, Jamaica, México, Paraguay, Perú, Santa Lucía,
Uruguay, Bahamas, Barbados, Canadá y Chile. Otros once países se abstuvieron:
Granada, Panamá, República Dominicana, San Cristóbal y Nieves, San Vicente y
las Granadinas, Surinam, Trinidad y Tobago, Antigua y Barbuda, Belice, Brasil y
Argentina. Solo cuatro gobiernos, los proxenetas del continente: Ecuador,
Haití, Nicaragua y Bolivia apoyaron la moción presentada por el insolente y
desvergonzado neosocialista de Chaderton.
Es evidente que este resultado representa un
verdadero descalabro del fachochavismo en el ámbito internacional. Recordemos
que América Latina apoyó en forma unánime a Nicolás Maduro tras su cuestionada
elección (2013). Desde Brasil hasta Uruguay, pasando por Costa Rica, México,
Colombia, Chile, Perú, y el caribe angloparlante saludaron al unísono el cuestionado
triunfo electoral de Maduro. Igualmente, el ignorante enciclopédico de
Miraflores recibió el más absoluto respaldo de los países del continente durante
las manifestaciones estudiantiles del año 2014, a pesar del asesinato de
manifestantes a manos de la Guardia Nacional y grupos armados del oficialismo.
Aún en los casos más controversiales el
fachochavismo -tiempos del ya fallecido tte coronel- solo perdía un máximo de 5
votos (EEUU, Canadá, México, Perú, Costa Rica) de los 34 votos en la OEA. En esta
última reunión de la OEA, solo cuatro países celestinos decidieran acompañar a
Venezuela en su negativa de convocar la reunión de Cancilleres del continente.
Cabe destacar que inclusive países muy vinculados a la petrochequera
bolivariana (Petrocaribe) que en el pasado votaban a manera de bloque a favor
del proyecto del fallecido comandante galáctico votaron en esta oportunidad en
contra de la moción bolivariana (Jamaica, El Salvador, Santa Lucía, Bahamas,
Barbados y obviamente Guyana) y otros como Granada, San Cristóbal y Nieves, San
Vicente y Las Granadinas, Surinam, Trinidad y Tobago, Antigua y Barbuda, Belice
terminaron absteniéndose.
La abstención de Panamá resultó sorpresiva. Seguramente
razones económicas privaron más que la irrenunciable defensa de los derechos
fundamentales de los ciudadanos. Muy seguramente el gobierno panameño decidió
inhibirse con la “ilusa” esperanza de que el régimen maula venezolano -en
reciprocidad- cancele la enorme deuda que mantiene con empresarios de ese país,
incluyendo la aerolínea Copa. La abstención de países como República
Dominicana, Granada, San Cristóbal y Nieves, San Vicente y Las Granadinas, Surinam,
Antigua y Barbuda, Belice, no representó sorpresa alguna, pues muchos de ellos aún
siguen recibiendo beneficios de la petrochequera bolivariana mediante créditos
blandos (cada vez menos frecuentes) y del subsidio petrolero a través de Petrocaribe**.
Sin embargo, hay que enfatizar que a pesar de ello, no apoyaron la moción,
prefirieron abstenerse. Los casos de Brasil y Argentina obviamente no constituyó
sorpresa alguna, ya que ambos países son practicantes de una doble moral y forman
parte del club de rufianes populistas del continente involucrados en actos de
corrupción con la nomenclatura bolivariana.
Evidentemente la influencia política y
económica de Venezuela en Latinoamérica nunca se sustentó o se sustenta en la
consolidación de un bloque político antihegemónico como lo afirmaba en vida el
tte coronel y sus aliados proxenetas. La influencia bolivariana continental siempre
ha sido y sigue siendo proporcional al tamaño de la petrochequera. Instancias
como el ALBA (Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América) o Petrocaribe
están condenados al fracaso, pues fueron concebidos dentro de una óptica
populista gracias a la bonanza petrolera (barril de petróleo $120). La abrupta
caída de la cesta petrolera ($36-$40), así como el desenmascaramiento de la
falacia de la “prosperidad social de la revolución bolivariana”, han terminado
provocando la perdida de la influencia del fachochavismo en la arena
internacional, así como un reordenamiento geopolítico de los países del continente
como quedo plasmado en la pasada reunión de la OEA. Ya no hay espacios y muchos
menos recursos para seguir comprando voluntades en la Latinoamérica y el
caribe.
La “robolución” agoniza, ya no dispone de los
recursos con que llegó a engañar y manipular a los más necesitados. La magnitud
del fracaso no puede ser ni maquillado, ni edulcorado. Sus disparates y
desaciertos económicos y políticos nos han conducido a: i) una inflación anualizada
de tres dígitos (la más alta del planeta); ii) una grave escasez de alimentos y
medicinas; iii) un desplome de las exportaciones no petroleras; iv) la
destrucción del aparato productivo nacional; v) continuas devaluaciones de la
moneda nacional; vi) la militarización del país; vii) un incremento de la
represión y los ajusticiamientos policiales; viii) una precaria seguridad
personal; ix) la agudización del problema medico-asistencial y educativo; x) la
conculcación de derechos y conquistas laborales; xi) el establecimiento de una
xenofobia anticolombiana como política de Estado. Además, la “robolución” ha propiciado
una corrupción galopante e impune que ha penetrado en los cimientos más
profundos de la sociedad, así como una narco-profesionalización de la Fuerza
Armada Nacional.
Maduro y su grupete en su desespero por
perpetuarse en el poder utilizan al paramilitarismo como explicación ante la
violencia que azota al país, al bachaqueo como excusa frente la escasez de alimentos,
medicinas e insumos y la existencia de casas de cambio en la vecina Cúcuta como
coartada ante la continua devaluación del Bolívar, moneda que dejó de ser
fuerte para convertirse en famélica.
Comentarios
finales:
*No podemos olvidar la actitud cómplice, complaciente
e indiferente del gobierno de Santos ante la sistemática violaciones de los
derechos humanos a los opositores venezolanos (represión, detenciones
arbitrarias, juicios amañados, y asesinatos) por parte de su “amigo” Nicolás
Maduro.
**En los últimos seis meses, Estados Unidos ha
superado a Petrocaribe como el principal suplidor de combustibles a los países
de Centroamérica y el Caribe. Otro mito del supuesto legado del dicharachero de
Sabaneta que se derrumba.
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