El término
de lumpemproletariado deriva del original en alemán, "lumpenproletariat",
propuesto por Karl Marx y Friedrich Engels en su trabajo "La ideología
alemana" (1845) y desarrollado posteriormente por Marx en el Brumario de Luis Bonaparte (1852). Marx utilizó este concepto
para referirse a un estrato social carente de
conciencia de clase, sin organización
política, ni sindical que no vive de las remuneraciones de su fuerza de trabajo, sino del
pillaje, del robo, de la prostitución, etc. Constituyen un estrato social reaccionario
y socialmente amorfo, al servicio de cualquier caudillo en el poder. Vale
acotar que Bonaparte no ha sido el único en
apoyarse en el lumpen para la conquista del poder. Tanto el fascismo italiano
como el nazismo alemán reclutaron a sus tropas de choque principalmente de
entre elementos del lumpen. El nacionalismo burdo o el patrioterismo ramplón,
constituyeron y constituyen sentimientos primitivos fáciles de explotar y
exacerbar en las mentes simples del lumpen.
El relato de Marx en el
Brumario de Luis Bonaparte se ajusta a la tragedia vivida por nuestro país a raíz
de la creación del Estado lumpen, surgido con el ascenso al poder del insepulto
tte coronel y su logia milico-bolivariana. El insepulto tartufo de Sabaneta y
su heredero, el iletrado de Maduro calzan perfectamente en la definición que el
viejo Marx dio sobre el lumpen, cuando afirma que son aquellos “timadores,
saltimbanquis, carteristas y rateros, que al igual que
Bonaparte sentían la necesidad de beneficiarse a costa de la nación trabajadora”.
Es evidente que con el ascenso al poder del proyecto bonapartista del fenecido tte coronel quedo evidenciado al talante
anti-obrero de su proyecto y su
preferencia del lumpemproletario como sujeto
social de su bastarda revolución. Estábamos ante la presencia del
empoderamiento del lumpemproletariado, desclasados, quienes por su alto grado de alienación carecen de una
conciencia revolucionaria (La Ideología Alemana, Marx y Engels, 1845). Se daba inicio a una alianza estratégica
entre el petro-Estado venezolano y el lumpen delincuencial en beneficio del capital
internacional.
El Estado lumpen
bolivariano en su visión estratégica de poder no solo empoderó al lumpen, sino
que lo organizó como fuerza de choque (turbas armadas), a
fin de reprimir bajo el amparo del Estado a los obreros, a los estudiantes al
pueblo en general, de la misma manera como Luis Bonaparte organizó al lumpemproletariado de Paris para
reprimir a los trabajadores de la comuna (1851). Lumpen que por sus
limitaciones es perfectamente moldeable y manipulable capaz de ejecutar las acciones
del bandidaje más vil y denigrante en favor del mandatario o caudillo de turno.
El Estado lumpen
bolivariano ha venido utilizando estas turbas hamponiles fin de profundizar su control social. Además, el lumpen ha sido la mejor cantera para proveer infiltrados y provocadores
en las protestas sociales, que la policía misma utiliza con el fin de crear
condiciones de desorden o descontrol que puedan luego justificar una acción
represiva más drástica. Igualmente constituyen una buena fuente para reclutar a
los ya famosos y despreciables “patriotas cooperantes” (entiéndase sapos) los
cuales han sido utilizados como testigos en los procesos judiciales viciados en
contra de dirigentes opositores. Seguramente
las turbas armadas, junto al Estado de excepción serán las posibles armas que el
oficialismo utilizará en su aspiración de ganar el 6D sin apoyo popular.
La lumpenización del país ha implicado el
aniquilamiento de la educación superior, la asfixia de la ciencia, la
destrucción de la cultura, la militarización de la sociedad, y la transformación
de la fuerza armada en ejército al servicio del bandidaje del siglo XXI. Ha
significado la transformación del sistema judicial en una soldadesca con toga
al servicio del régimen y la sistemática violación de los derechos humanos.
No ha faltado más de un plumífero identificado con
el régimen que recurriendo al mayor de los malabarismos ideológicos señalan al
lumpen como el “verdadero” sujeto revolucionario de la farsa bolivariana, a
pesar de que históricamente se ha demostrado que el lumpen es un estrato social
desvinculado de todo trabajo productivo
y por consiguiente muy improbable de adquirir conciencia de clase y aún más
difícil de integrarse a una lucha por una revolución social. Estos
asalariados oficialistas consideran que la misión histórica del trabajador como
sujeto de una transformación social “pasó de moda”.
El socialmilitarismo populista bolivariano representa
un dogmatismo enfermizo, basado en
un simplismo primitivo y retrogrado que pretende
la lumpenizacion y militarización del país a fin de lograr un mayor control
represivo de la vida política y social del individuo, y por ende así garantizar
su permanencia en el poder.
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