silenciar los estertores de su muerte política
con gritos e insultos destemplados propios de porteros de lenocinios de mala
muerte.
Se niegan a aceptar que el falaz libreto de la
revolución socialista se les agotó porque en Venezuela no ha habido ninguna
transformación social, económica, cultural, ni política. El fachochavismo ha
sido la continuación del proyecto hegemónico del pasado con una impronta milico-estatista
y autoritaria. Los tan cacareados logros sociales de la “revolución” no han
sido más que las sobras de la ya inexistente bonanza petrolera, los cuales no
han tenido ninguna relevancia social en términos de la derrota de la pobreza.
Prueba de ello es que para el año 2015 los hogares en condición de pobreza por
ingresos alcanzaron el 73%, mientras que en el año 1998 representaban solo el
45%. La supuesta derrota a la miseria y exclusión social se evaporó,
desapareció con el deterioro de los precios del crudo. Nunca hubo una
superación estructural de la pobreza en el país, solo un manejo propagandístico
Goebbeliano por parte de los regímenes bolivarianos.
El fachochavismo no entiende que ya no es posible
seguir apelando a un falaz discurso antiimperialista (guerra económica, conspiración
del imperio, etc.) a fin de excusar el espantoso fracaso de la gestión del
iletrado Maduro, que solo ha sido la continuación del legado del fallecido comandante
galáctico. Los venezolanos sabemos que no existe ninguna guerra económica
propiciada por el inquilino de la Casa Blanca y muchos menos conspiración
imperial de los banqueros de Wall Street muchos de cuyos miembros son aliados
comerciales del régimen (Chevron, CONOCO, British Petroleum, Statoil, Total y Shell
entre otros). El régimen y sus compinches siguen sin comprender que la génesis
de la crisis radica en el fracaso de su modelo estatista explotador
militarizado.
La escasez, el desabastecimiento y la
hiperinflación (la más alta del mundo) son consecuencia de las políticas económicas
desacertadas puestas en práctica en estos últimos 17 años por los “desgobiernos bolivarianos“. El fallecido tte
coronel en un empeño mesiánico-demencial profundizó el modelo económico
extractivista petrolero e inició la liquidación del aparato agroindustrial del
país. Política criminal que ha sido lamentablemente continuada por el actual
payaso de Miraflores. Extractivismo que esta basado en una alta
dependencia de la extracción de grandes volúmenes de recursos naturales no
renovables con muy bajo procesamiento (valor agregado), destinados para su venta
en el exterior, y sujeto a los vaivenes de los mercados internacionales. La profundización
del extractivismo petrolero ha provocado que de cada 100 dólares que le ingresan a las arcas de la
nación, 97 de ellos provienen de la renta petrolera.
La magnitud de nuestras importaciones es alarmante.
Más de 505.104 millones de dólares se invirtieron para
las compras de insumos y productos acabados en el exterior en los últimos
16 años, cifra que representa aproximadamente el 25%
del total ingresado en ese mismo periodo. El agotamiento y fracaso
del modelo extractivista bolivariano (caída de los precios petroleros de 100 dólares a menos de 30 dólares el barril), ha dejado al
Estado sin flujo de caja, sin reservas y peligrosamente endeudado.
La debacle del modelo extractivista y una corrupción galopante e impune (empresas de maletín,
sobrefacturación, corrupción cambiaria y fuga de capitales) han llevado
al país a un colapso económico y un posible caos social. Estamos ante una caída
del producto interno bruto (-7.1%), y de los ingresos por exportaciones
petroleras (-52%), de una siniestra política cambiaria (continuas
devaluaciones), de un endeudamiento interno y externo irresponsable, y de una
escasez y especulación de diversos rublos en especial alimentos y medicinas.
El binomio fatídico del fallecido tte coronel
y el dinástico Maduro han desvalijado al país, han despilfarraron más de 2 billones de dólares entre 1999-2015 en nombre de una revolución bufa.
Hemos dejado de ser un país “despilfarrador” para convertirnos lastimosamente
en un país “pordiosero”, que implora por ayuda en los foros internacionales,
como sucedió en la IV Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y
Caribeños (CELAC) celebrada recientemente en Quito, Ecuador. Venezuela esta en
una “situación de bancarrota”.
Los venezolanos padecemos las consecuencias de un
fraudulento e inviable proyecto político
concebido por el fallecido comandante eterno, figura obscena, falaz y
mesiánica que en nombre de una caricaturesca revolución arruinó al país, y
sembró el odio entre los venezolanos.
El barco de la bastarda revolución bolivariana hace
aguas por todos sus costados, su hegemonía como proyecto político es una
quimera, ya que no representan a la mayoría del país. Su decadencia moral es cada
día más evidente.
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