Thursday, February 4, 2016

Fracaso de una caricaturesca y chapucera revolución


silenciar los estertores de su muerte política con gritos e insultos destemplados propios de porteros de lenocinios de mala muerte. 

Se niegan a aceptar que el falaz libreto de la revolución socialista se les agotó porque en Venezuela no ha habido ninguna transformación social, económica, cultural, ni política. El fachochavismo ha sido la continuación del proyecto hegemónico del pasado con una impronta milico-estatista y autoritaria. Los tan cacareados logros sociales de la “revolución” no han sido más que las sobras de la ya inexistente bonanza petrolera, los cuales no han tenido ninguna relevancia social en términos de la derrota de la pobreza. Prueba de ello es que para el año 2015 los hogares en condición de pobreza por ingresos alcanzaron el 73%, mientras que en el año 1998 representaban solo el 45%. La supuesta derrota a la miseria y exclusión social se evaporó, desapareció con el deterioro de los precios del crudo. Nunca hubo una superación estructural de la pobreza en el país, solo un manejo propagandístico Goebbeliano por parte de los regímenes bolivarianos.

El fachochavismo no entiende que ya no es posible seguir apelando a un falaz discurso antiimperialista (guerra económica, conspiración del imperio, etc.) a fin de excusar el espantoso fracaso de la gestión del iletrado Maduro, que solo ha sido la continuación del legado del fallecido comandante galáctico. Los venezolanos sabemos que no existe ninguna guerra económica propiciada por el inquilino de la Casa Blanca y muchos menos conspiración imperial de los banqueros de Wall Street muchos de cuyos miembros son aliados comerciales del régimen (Chevron, CONOCO, British Petroleum, Statoil, Total y Shell entre otros). El régimen y sus compinches siguen sin comprender que la génesis de la crisis radica en el fracaso de su modelo estatista explotador militarizado.

La escasez, el desabastecimiento y la hiperinflación (la más alta del mundo) son consecuencia de las políticas económicas desacertadas puestas en práctica en estos últimos 17 años por los  “desgobiernos bolivarianos“. El fallecido tte coronel en un empeño mesiánico-demencial profundizó el modelo económico extractivista petrolero e inició la liquidación del aparato agroindustrial del país. Política criminal que ha sido lamentablemente continuada por el actual payaso de Miraflores. Extractivismo que esta basado en una alta dependencia de la extracción de grandes volúmenes de recursos naturales no renovables con muy bajo procesamiento (valor agregado), destinados para su venta en el exterior, y sujeto a los vaivenes de los mercados internacionales. La profundización del extractivismo petrolero ha provocado que de cada 100 dólares que le ingresan a las arcas de la nación, 97 de ellos provienen de la renta petrolera.

La magnitud de nuestras importaciones es alarmante. Más de 505.104 millones de dólares se invirtieron para las compras de insumos y productos acabados en el exterior en los últimos 16 años, cifra que representa aproximadamente el 25% del total ingresado en ese mismo periodo. El agotamiento y fracaso del modelo extractivista bolivariano (caída de los precios petroleros de 100 dólares a menos de 30 dólares el barril), ha dejado al Estado sin flujo de caja, sin reservas y peligrosamente endeudado.

La debacle del modelo extractivista y una corrupción galopante e impune (empresas de maletín, sobrefacturación, corrupción cambiaria y fuga de capitales) han llevado al país a un colapso económico y un posible caos social. Estamos ante una caída del producto interno bruto (-7.1%), y de los ingresos por exportaciones petroleras (-52%), de una siniestra política cambiaria (continuas devaluaciones), de un endeudamiento interno y externo irresponsable, y de una escasez y especulación de diversos rublos en especial alimentos y medicinas.

El binomio fatídico del fallecido tte coronel y el dinástico Maduro han desvalijado al país, han despilfarraron más de 2 billones de dólares entre 1999-2015 en nombre de una revolución bufa. Hemos dejado de ser un país “despilfarrador” para convertirnos lastimosamente en un país “pordiosero”, que implora por ayuda en los foros internacionales, como sucedió en la IV Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) celebrada recientemente en Quito, Ecuador. Venezuela esta en una “situación de bancarrota”.

Los venezolanos padecemos las consecuencias de un fraudulento e inviable proyecto político  concebido por el fallecido comandante eterno, figura obscena, falaz y mesiánica que en nombre de una caricaturesca revolución arruinó al país, y sembró el odio entre los venezolanos.

El barco de la bastarda revolución bolivariana hace aguas por todos sus costados, su hegemonía como proyecto político es una quimera, ya que no representan a la mayoría del país. Su decadencia moral es cada día más evidente.





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