Con la
instalación del "Comando Nacional de la Gran Misión Abastecimiento
Soberano y Seguro” bajo el mando del chafarote de Vladimir Padrino López, el
bufón de Maduro profundiza aún más la militarización de la sociedad en su
desespero por sobrevivir a la crisis terminal que carcome su infausto régimen.
Con la
creación de este rimbombante e ineficaz comando, como muchos otros, el régimen
demuestra el fracaso de sus políticas orientadas a superar la escasez alimentaria,
e igualmente evidencia el desastre de los tan cacareados CLAP, instancias partidistas-policiales
que lejos de paliar la insuficiencia alimentaria del país la ha agravado en
especial en los sectores populares. Pero además transforma a Padrino López en gerente
supremo de la República, una especie de Presidente de facto, con poderes
ilimitados en todas las áreas de la vida nacional.
Las
limitaciones intelectuales de Padrino López no le permiten entender que no hay tal
guerra económica en al país, que ello no es más que una excusa de los
fracasados y fanáticos del régimen. Que la guerra económica es la muletilla política
a la cual recurre Maduro y su pandilla de bastardos para justificar la
incapacidad e improvisación en estos últimos 17 años de desgobierno. Más allá
de las fantasías demenciales del inepto de Maduro, el país sufre las
consecuencias de haber malgastado los ingentes recursos de la bonanza
petrolera, de haber llevado a la ruina el aparato productivo, así como el haber
creado unas improvisadas e inoperantes empresas de producción social que han
resultado un total fracaso. Padrino López como buen indocto de las ciencias
económicas piensa que el problema de la escasez alimentaria se resuelve a punta
de bayonetas, remilitarizando los puertos nacionales y profiriendo nuevas
amenaza de intervención a la ya agonizante industria nacional. Los fascistas no sabe batallar con la complejidad dado su
primitivismo intelectual.
Estos milicos
fascistas que lucen airosos sus condecoraciones del fracaso, de la ignorancia, y de la
prédica al odio, reivindican una supuesta
soberanía nacional, pero promueven concesiones leoninas a las transnacionales petroleras
(empresas mixtas) y mineras (arco minero el Orinoco).
Representan una nueva derecha uniformada en el poder que limita su discurso a
la repetición de citas célebres del Padre de la Patria, incorporadas en rápidos
collages en función de sus intereses políticos. Pretenden imponer un
pensamiento único, transformar al país en un cuartel a fin de “disciplinar” a
la sociedad venezolana.
FAN se ha
convertido en el garante de la gobernabilidad del régimen y en la “desesperada tabla de salvación” del
proyecto hegemónico y narco-corrupto bolivariano. Estamos ante una FAN que hace
más de 200 años no huele la pólvora de la batalla, pero cuya soldadesca “revolucionaria
y patriota” ha devenido en represores y corruptos, excelentes catadores del
escoces de 18, en amantes de camionetas multimillonarias, en afectuosos
inquilinos de suntuosas mansiones y hasta algunos en varones de la droga.
Resulta por
demás paradójico que el desgobierno de Maduro le ha encomendado a la FAN la
tarea de garantizar la alimentación de los venezolanos, la misma institución que
amedrenta, humilla y reprime brutalmente a los venezolanos que precisamente
salen a protestar por la escasez de alimentos. Estamos ante la militarización
del hambre y la miseria. Recordemos que los fascistas no entienden otra forma
de hacer política.
A este
desgobierno militar y su corroída bazofia bolivariana se le agotó la
petrochequera, perdió el apoyo popular, se desdibujó como proyecto político, y solo
le queda la incondicionalidad de la pestilente bota militar. Por ello se oponen
a elecciones en universidades, sindicatos, alcaldías, gobernaciones y no
aceptan el referéndum revocatorio.
Más temprano
que tarde el pueblo venezolano derrotará y sepultará para siempre a la nauseabunda,
y tiránica montonera bolivariana.
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