Las reiteradas
afirmaciones de que no habrá referéndum revocatorio (RR) en el 2016 por parte
de los voceros del chavo-madurismo hacen pensar que el régimen en complicidad
con el hamponato del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) decidieron cerrar el
camino electoral y propiciar un escenario de confrontación violenta
en Venezuela.
La decisión del
chavo-madurismo de huirle a la consulta electoral no es capricho de las madamas
del Consejo Nacional Electoral (CNE). Responde a la nueva correlación de
fuerzas políticas del país, en la cual el chavo-madurismo perdió su hegemonía
como organización política. Saben de antemano que el escenario electoral del
2016, le es aún menos favorable, que aquel que enfrentaron cuando perdieron el
control de la Asamblea Nacional el pasado 6D del 2015. El aniquilamiento jurídico
del RR por parte del lupanar del TSJ evidenciaría la condición dictatorial del
régimen.
Tomando en
consideración los pocos espacios o rendijas de lucha democrática que un
persisten, la pregunta que surge es ¿Qué hacer? Algunos se dan por derrotados,
entierran las banderas de lucha e invocan a la resignación no sin antes culpar
a la disidencia política por la posible no realización del RR en el 2016;
ignorando inexplicablemente el talante antidemocrático del régimen. Otros han
sugerido tomar las calles hasta que el régimen caiga, o invocan al manoseado
350, declarándose en desobediencia civil. Se olvidan los fatídicos resignados y
los proponentes radicales que la posible no realización del RR en el 2016 no es
culpa de la disidencia -cumplieron con todas las exigencias establecidas por el
CNE- sino que ello es parte del libreto autoritario del chavo-madurismo. No hay
que olvidar que el poder es ejercido de manera arbitraria y hegemónica por una
alianza entre tránsfugas ideológicos y sectores militares narcocomplacientes,
que desconocen la división de los poderes públicos y violan sistemáticamente
los derechos humanos.
La posible no realización del RR en el 2016 no significa la muerte del movimiento
gestado en torno al mismo como algunos presagian. La movilización popular en
favor del RR traspasó su transcendencia como consigna electoral, para
convertirse en un medio catalizador del descontento popular (escasez de
alimentos y medicinas, inflación, inseguridad personal, crisis médico
asistencial, desempleo, etc.). La lucha hay que replantearla no entre la
permanencia de Maduro en Miraflores y la disidencia política, sino entre un
régimen impopular, autoritario e ilegítimo y el país nacional. El RR dejó de
ser un movimiento plebiscitario para transformarse en un instrumento de lucha de
los venezolanos orientado a conquistar nuevos espacios democráticos y lograr la
libertad de los presos políticos. La decisión del chavo-madurismo de imposibilitar
circunstancialmente una salida
democrática, no le garantiza su sobrevivencia política en el tiempo, ni implica
la desaparición del amplio movimiento de masas que se forjó en torno al RR. El caudal de descontento generado por la
pésima gestión del régimen de Maduro representa una fuerza indetenible que más
temprano que tarde terminará por imponerse.
Teniendo en cuenta
este complejo panorama es tarea prioritaria lograr que la disidencia política
amplíe su base social, que logre alcanzar una mayor articulación entre lo
social y lo político; hay que insertase en el movimiento popular, en los
sindicatos y organizaciones gremiales, lograr su mayor desarrollo y
fortalecimiento. Es imperioso romper con la equivocada idea de que los partidos
y las organizaciones sociales son entidades antagónicas y que compiten por
espacios similares; todo lo contario, ambas se complementan y son necesarias, representan
distintas manifestaciones de la participación ciudadana. Contraponerlos en una
óptica autonomista, o jerarquizarlos y subordinarlos entre sí, solo obstaculiza
y debilita la lucha. Permitir su desarrollo armónico apunta al fortalecimiento
del movimiento popular.
Es urgente erradicar
los planteamientos sectarios que alejan políticamente a sectores que en el pasado
cerraron filas en torno al proyecto chavista. Hay que partir del reconocimiento
de las tendencias políticas y corrientes ideológicas existentes, hay que hacer
del pluralismo el criterio fundamental de la práctica política en la
disidencia. Impulsemos un amplio Frente Nacional a manera de respuesta frente
al régimen de facto de Maduro y sus chafarotes quienes sistemáticamente
violentan la Carta Magna.
La redemocratización de la
sociedad venezolana y la
libertad de los presos políticos son tareas urgentes, ambas son inviables sin
la salida del poder del dictadorzuelo de Maduro y sus milicos represores que medran en la
cúpula del poder.
Desarrollemos un movimiento político y social amplio
cuyo objetivo sea el establecimiento de un orden político plenamente
democrático y socialmente equitativo.
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