Saturday, October 15, 2016

Reorientar y redimensionar la lucha política

Las reiteradas afirmaciones de que no habrá referéndum revocatorio (RR) en el 2016 por parte de los voceros del chavo-madurismo hacen pensar que el régimen en complicidad con el hamponato del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) decidieron cerrar el camino electoral y propiciar un escenario de confrontación violenta en Venezuela.

La decisión del chavo-madurismo de huirle a la consulta electoral no es capricho de las madamas del Consejo Nacional Electoral (CNE). Responde a la nueva correlación de fuerzas políticas del país, en la cual el chavo-madurismo perdió su hegemonía como organización política. Saben de antemano que el escenario electoral del 2016, le es aún menos favorable, que aquel que enfrentaron cuando perdieron el control de la Asamblea Nacional el pasado 6D del 2015. El aniquilamiento jurídico del RR por parte del lupanar del TSJ evidenciaría la condición dictatorial del régimen.

Tomando en consideración los pocos espacios o rendijas de lucha democrática que un persisten, la pregunta que surge es ¿Qué hacer? Algunos se dan por derrotados, entierran las banderas de lucha e invocan a la resignación no sin antes culpar a la disidencia política por la posible no realización del RR en el 2016; ignorando inexplicablemente el talante antidemocrático del régimen. Otros han sugerido tomar las calles hasta que el régimen caiga, o invocan al manoseado 350, declarándose en desobediencia civil. Se olvidan los fatídicos resignados y los proponentes radicales que la posible no realización del RR en el 2016 no es culpa de la disidencia -cumplieron con todas las exigencias establecidas por el CNE- sino que ello es parte del libreto autoritario del chavo-madurismo. No hay que olvidar que el poder es ejercido de manera arbitraria y hegemónica por una alianza entre tránsfugas ideológicos y sectores militares narcocomplacientes, que desconocen la división de los poderes públicos y violan sistemáticamente los derechos humanos.

La posible no realización del RR en el 2016 no significa la muerte del movimiento gestado en torno al mismo como algunos presagian. La movilización popular en favor del RR traspasó su transcendencia como consigna electoral, para convertirse en un medio catalizador del descontento popular (escasez de alimentos y medicinas, inflación, inseguridad personal, crisis médico asistencial, desempleo, etc.). La lucha hay que replantearla no entre la permanencia de Maduro en Miraflores y la disidencia política, sino entre un régimen impopular, autoritario e ilegítimo y el país nacional. El RR dejó de ser un movimiento plebiscitario para transformarse en un instrumento de lucha de los venezolanos orientado a conquistar nuevos espacios democráticos y lograr la libertad de los presos políticos. La decisión del chavo-madurismo de imposibilitar circunstancialmente una salida democrática, no le garantiza su sobrevivencia política en el tiempo, ni implica la desaparición del amplio movimiento de masas que se forjó en torno al RR. El caudal de descontento generado por la pésima gestión del régimen de Maduro representa una fuerza indetenible que más temprano que tarde terminará por imponerse.


Teniendo en cuenta este complejo panorama es tarea prioritaria lograr que la disidencia política amplíe su base social, que logre alcanzar una mayor articulación entre lo social y lo político; hay que insertase en el movimiento popular, en los sindicatos y organizaciones gremiales, lograr su mayor desarrollo y fortalecimiento. Es imperioso romper con la equivocada idea de que los partidos y las organizaciones sociales son entidades antagónicas y que compiten por espacios similares; todo lo contario, ambas se complementan y son necesarias, representan distintas manifestaciones de la participación ciudadana. Contraponerlos en una óptica autonomista, o jerarquizarlos y subordinarlos entre sí, solo obstaculiza y debilita la lucha. Permitir su desarrollo armónico apunta al fortalecimiento del movimiento popular.

Es urgente erradicar los planteamientos sectarios que alejan políticamente a sectores que en el pasado cerraron filas en torno al proyecto chavista. Hay que partir del reconocimiento de las tendencias políticas y corrientes ideológicas existentes, hay que hacer del pluralismo el criterio fundamental de la práctica política en la disidencia. Impulsemos un amplio Frente Nacional a manera de respuesta frente al régimen de facto de Maduro y sus chafarotes quienes sistemáticamente violentan la Carta Magna.

La redemocratización de la sociedad venezolana y la libertad de los presos políticos son tareas urgentes, ambas son inviables sin la salida del poder del dictadorzuelo de Maduro y sus milicos represores que medran en la cúpula del poder.


Desarrollemos un movimiento político y social amplio cuyo objetivo sea el establecimiento de un orden político plenamente democrático y socialmente equitativo.

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