Finalmente se concretó el diálogo auspiciado e
instrumentado por el régimen. Diálogo que ha sido promovido por una comisión
(impuesta por Samper-Unasur) integrada por José Luis Rodríguez Zapatero, Leonel
Fernández y Martin Torrijos mediadores que lejos terciar en la búsqueda de
soluciones a la crisis venezolana, intentan imponer un diálogo humillante de
impronta madurista. No puede presidir la comisión que promueve el diálogo un
obscuro personaje como Rodríguez Zapatero quien en su intervención en la
OEA (21/6/2016) encubrió premeditadamente la crisis humanitaria que vive el
país y la ruptura del orden constitucional perpetrado por la nefasta mafia
cívico-militar bolivariana.
Diálogo que ha sido oxigenado con la presencia de
monseñor Emil Paul Tscherrig en representación del Vaticano y por las presiones
ejercidas por Thomas Shannon, Subsecretario de Estado para Asuntos Políticos de
EEUU. Paradójicamente, el mismo "imperio" que conspira y bloquea a
Venezuela según la nomenclatura bolivariana, ahora apadrina el tan ansiado
monologo de Maduro. El patrocinio de Shannon no nos debe sorprender, pues a su
gobierno no le preocupa la existencia de un gobierno dictatorial en Venezuela
en la medida que el mismo no afecte a sus intereses económicos. Claramente, el
“antimperialista” de Maduro ha sido muy diligente en favorecer a los intereses
que representa Mr. Shannon (leoninas empresas mixtas, zonas económicas
especiales, concesiones energéticas, doble tributación, arco minero de Guayana,
etc.).
Hay que convenir que los diálogos son útiles y
necesarios a fin de poner término a los conflictos. Por lo tanto, siempre habrá
tiempo para el diálogo y el acuerdo entre pares en la medida de que haya
voluntad política, respeto y tolerancia para lograr avances. Sin embargo, no se
puede ir a un dialogo en un escenario donde los facilitadores actúan como
emisarios políticos de Maduro, no hay signos de voluntad política por parte del
régimen, se descalifica y calumnia a la disidencia y para el colmo se asiste
con una agenda improvisada y divorciada del tema central: democracia o
dictadura. Estamos ante un monólogo estéril condenado al fracaso, al margen de
que cuente con la bendición del Santo Padre y el apoyo de Mr. Obama
La MUD ha concurrido a este monólogo haciendo
importantes concesiones políticas a cambio de nada. Se difirieron el juicio
político al ungido de Maduro, y la renovación plena del Consejo Nacional
Electoral, y además se suspendió la marcha a Miraflores del 3/11, la cual nunca
se debió convocar. Su realización implicaba caer en el terreno de la
confrontación, escenario en el cual el régimen tiene una gran capacidad de
maniobra dado su vocación autoritaria, represiva (GN, PNB) y criminal (grupos
paramilitares). En contrapartida la dictadura cívico-militar no ha cedido en
nada. Ha dispuesto una medida simbólica pero intrascendente: ha
excarcelado a algunos secuestrados políticos, incluyendo a Carlos Melo quien
tenía una medida cautelar sustitutiva en libertad.
Como colofón a este esfuerzo infecundo la MUD ha
dado un “plazo de 10 días para ver resultados”. Aspirar que el
régimen sordomudo de Maduro apruebe un cronograma electoral que incluya la
Presidencia de la República, el respeto a la Asamblea Nacional, la liberación
de todos los presos políticos y de respuesta al tema del desabastecimiento de
alimentos y medicinas, no es más que una simple quimera. La MUD subestima la
fortaleza del bloque de dominación cívico-militar en el poder. Una cosa es que
el régimen haya perdido el apoyo popular, pero algo muy distinto es ignorar que
aún conserva el control de la Fuerza Armada Nacional, la cual ha convertido en
su brazo represor. ¿Puede alguien imaginar a Maduro y a su mafia
gubernamental aceptando tales peticiones?
El 11/11 no va suceder capitulación alguna por
parte de Maduro y su pranato. El inquilino de Miraflores y su logia de
saqueadores, parásitos y represores continuarán su agenda represiva-dictatorial
tratando de ganarle tiempo al tiempo (sin importar los lapsos), mientras los
venezolanos seguiremos padeciendo las consecuencias de la espantosa crisis que
afecta al país. Más que generar falsas expectativas, el llamado debe ser a
seguir la lucha por la conquista de nuevos espacios democráticos.
De seguir la oposición rindiéndolo culto a la
improvisación y al espontaneísmo el futuro será de nuevos fracasos y
frustraciones. Reveses que se traducirán lamentablemente en la oxigenación del
neodictador caribeño.
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