Thursday, September 5, 2019

Fracaso histórico de las sanciones económicas





La dirigencia opositora sigue empeñada en afirmar que “todas las opciones están sobre la mesa” y que “juega en todos los tableros”, pero la realidad es que, solo apuesta al uso de la fuerza y la conflictividad. Han desestimado el valor del voto como instrumento de lucha popular. Siguen impulsando equivocadamente una fractura militar redentora, o la invasión militar extranjera patrocinada por la triada Trump-Abrams-Bolton. Sin embargo, ante la falta de resultados de la fantasiosa operación libertad, la cúpula opositora ahora suplica a la comunidad internacional por el endurecimiento de las sanciones económicas.

Los apasionados defensores de las penalizaciones financieras parten de la premisa que mientras peor sea el nivel de vida del venezolano más cerca estaremos de la fractura militar libertadora o, tal vez de la intervención extranjera. Idealizan que la precarización del país, entiéndase, que el hambre se transforme en hambruna generalizada, que colapsen aún más los servicios públicos, y que cese la exportación de petróleo conllevará a la salida del iletrado Maduro de Miraflores. Qué equivocados están

Para quienes alucinan y apuestan por el éxito de las sanciones económicas, sería bueno recordarles algunos ejemplos históricos que demuestran la ineficacia de los bloqueos y sanciones para lograr los cambios políticos deseados (Corea de Norte, Irán, Irak, Siria, Cuba y muchos otros). Pero tomemos el caso cubano por razones geopolíticas. El embargo comercial, económico y financiero de Estados Unidos en contra de Cuba fue impuesto en octubre 1960 y ampliado mediante las leyes Torricelli (1992) y Helms-Burton (1996). El objetivo: aislar totalmente a Cuba del entorno económico internacional, y hacer colapsar su economía a fin de provocar la caída del gobierno del entonces Fidel Castro. A pesar de ser las sanciones comerciales más prolongadas que se conoce en la historia moderna, lejos de lograr el derrocamiento del modelo autoritario imperante en la isla, las sanciones han contribuido a i) aumentar las penurias del ciudadano cubano; ii) entronizar el régimen de la Habana, iii) servir de excusa perfecta para culpar al gobierno de la Casa Blanca de todos los males existentes en la isla, iv) consolidar el control social mediante la militarización férrea de la sociedad v) frustrar la construcción de una disidencia interna con aspiraciones contrahegemónicas en Cuba.

Igualmente, en nuestro país las sanciones económicas impuestas por el gobierno de Trump (2017-2019) lejos de haber provocado el colapso del régimen bolivariano y la salida de Maduro, han incidido negativamente en la vida del venezolano aumentado el hambre, la miseria y la exclusión social. Según la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (ENCOVI) la falta de ingesta de alimentos ha provocado la pérdida promedio de aproximadamente 11 kilos en el 64% de la población del país. Además, de acuerdo con el Informe de la ONU (03/2019) “Venezuela: panorama general de las necesidades humanitarias prioritarias”, alrededor del 22% de los niños menores de cinco años presentan un desarrollo psicomotor por debajo de lo normal debido a una desnutrición calórica-proteica. Desnutrición que se asocia a cambios morfológicos irreversibles en el cerebro de los niños que produce daños al potencial intelectual de los supervivientes. Cabe preguntar ¿Sufren los miembros de la cúpula fachochavista la escasez de alimentos o sus hijos están dentro de ese universo del 22% que padecen desnutrición calórica-proteica? La respuesta es NO, la nomenclatura bolivariana cada día derrocha más su obesidad mórbida y sus hijos no padecen de deficiencias energéticas causadas por el déficit de proteínas.

Pero además las sanciones han agudizado aún más la carestía de medicamentos que ya existía en el país. La Federación Farmacéutica de Venezuela ha informado que la escasez de medicamentos esenciales esta en el orden de un 85% y según ENCOVI y Provea, más de 300 000 personas están en riesgo de vida debido a la falta de acceso a medicamentos y al tratamiento. Esto incluye a pacientes que sufren de VIH, cáncer, diabetes, hipertensión o que necesitan de diálisis. ¿Ello afecta a la camarilla burocrática-militar bolivariana? Claro que NO, ellos no sufren el dramático desabastecimiento de medicamentos que sufre el venezolano común.

Es evidente que las sanciones han acelerado el colapso económico lo cual ha repercutido negativamente en las condiciones de vida del venezolano. Ello ha sido denunciado por Michelle Bachelet, Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos

Los empecinados idólatras de las medidas sancionatorias ya han anunciado que no participarán en las anunciadas elecciones para la Asamblea Nacional. Mediante una retórica eufemística esconden su supeditación a la política del gobierno de la Casa Blanca cuyos voceros han afirmado que en Venezuela no puede haber elecciones mientras Maduro este el poder. Con su equivocada estrategia, los amantes del NO (a las elecciones, a la negociación, y al diálogo) promueven una salida tutelada desde el norte que pasa por “cubanizar” nuestra crisis. Cubanización que ha implicado i) la entrega sin resistencia de espacios políticos como gobernaciones, alcaldías, consejos regionales y muy posiblemente la Asamblea Nacional, ii) la puesta en práctica de un simbolismo estéril y fantasioso (organismos paralelos, gabinete de sombra), iii) intransigencia y poca disposición al dialogo constructivo. iv) renuncia a toda participación electoral. Todo ello obstaculiza la materialización de una posible salida electoral a la crisis que nos afecta.

Los venezolanos estamos ante una encrucijada o propiciamos una negociación que nos permita superar la crisis mediante una salida electoral o permitimos que la confrontación prive y que la desesperanza, la pobreza y el hambre terminen por destruir lo poco que queda de nuestro país




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