Tuesday, February 11, 2020

Es hora de rectificar


Han transcurrido 12 meses desde la proclamación simbólica de Guaidó para asumir la jefatura del Estado, sin embargo, el iletrado Maduro sigue aposentado en Miraflores. La oposición viene transitando una agenda voluntarista, fantasiosa y cortoplacista auspiciada por la Casa Blanca. Bajo la premisa del famoso mantra: cese de la usurpación, gobierno de transición y elecciones libres la oposición ha apostado a una imaginaria invasión militar extranjera, a una fractura en la casta militar que “desgobierna” a Venezuela y a la imposición de sanciones económicas por parte de la comunidad internacional que supuestamente provocarían la salida de Maduro del poder. Ello aunado a una política abstencionista que ha promovido la desconfianza en la lucha electoral y destruido al voto como instrumento de cambio político. La disidencia opositora renunció a la estrategia de la conquista gradual del poder para reivindicar la política equivocada del todo o nada. Hoy solo nos queda una maltrecha y precaria Asamblea Nacional sacudida por los bochornosos hechos de corrupción que le han permitido al facho-madurismo fracturar aún más su funcionamiento.

La oposición se ha quedado sin estrategia ante el régimen autoritario y opresor de Maduro y su grupete de milicos. Lamentablemente el abstencionismo promovido por quienes tienen el monopolio en la conducción de la oposición ha logrado imponer la falsa premisa de que el votar dejó de ser una expresión de lucha en tiempos de autoritarismos. Gracias a esa perversa estrategia política hemos entregado sin mayor resistencia a la barbarie facho-chavista la mayoría de las gobernaciones, de las alcaldías, de los concejos municipales y la presidencia de la república (20M). No satisfechos con ello ahora pretenden entregar la Asamblea Nacional al llamar una vez más a la abstención.

Mientras la oposición siga estando manejada por esos mariscales de pacotilla empecinados en promover un gobierno paralelo (sin poder y en el exilio), propiciar ridículas asonadas militares (sin contar con apoyo importante del estamento militar), solicitar mayores sanciones económicas (que afectan al venezolano común) y clamar por la intervención de ejércitos extranjeros en nuestra nación seguiremos cosechando derrota tras derrota. Debemos de preguntarnos ¿para qué han servido todas estas locuras e improvisaciones? Para nada, no han funcionado y lamentablemente han fortalecido al anémico mental de Miraflores. Se han generado fantasiosas esperanzas que han conllevado a grandes frustraciones, desconfianza, desesperanza y desmovilización de las grandes mayorías.

Ha llegado la hora de rectificar, de no seguir transitando por atajos fantasiosos que ya han fracasado y han demostrado su inefectividad en alcanzar los cambios que aspiran la mayoría de los venezolanos. Hay que decirle basta a los vendedores de promesas vacías, a los voluntaristas, a los promotores de ilusorias aventuras militaristas. Ya estamos cansados de escuchar a halcones como Pompeo y Abrams decir “con Maduro en el poder son imposibles unas elecciones”. Es hora de retomar la ruta electoral mediante un proceso de negociación transparente que permita la realización de elecciones con un nuevo CNE, con observación internacional y en el cual la salida de Maduro no debe ser un prerrequisito para lograr dicho acuerdo. Entendamos que para lograr el cese de la usurpación es imprescindible retomar la vía electoral.

Lamentablemente se ha desaprovechado la gira internacional de Guaidó para generar un vasto movimiento internacional en apoyo a una salida electoral en nuestro país. Todo se ha reducido a las reseñas fotográficas de los múltiples encuentros con figuras de gobiernos amigos, las concentraciones con la diáspora venezolana en Madrid y Miami, la asistencia al Congreso de los Estados Unidos como invitado especial y la visita a la Casa Blanca. Muchos discursos emotivos y simbólicos pero huérfanos de una visión táctica-estratégica que nos permita superar la desdicha del facho-chaveco-madurismo. Se siguen generando falsas expectativas con fabuladas opciones “sobre y debajo de la mesa” que supuestamente permitirán derrotar al charlatán de Miraflores.

¿Que hacer? La opción de los venezolanos es clara, ¿Seguir en la calle en una lucha de desgaste sin mayores oportunidades de éxito bajo la dirección de una cúpula responsable de dolorosos errores en el pasado y que afirma que la vía electoral está agotada? Una dirección empecinada en un abstencionismo estéril e improductivo, que le rinde culto a una siniestra invasión de fuerzas extranjeras a nuestro territorio nacional. Una dirección que sigue a la espera de sucesos mágicos de impronta extranjera que solucionen el drama humano que carcome a la sociedad venezolana. O contrariamente retornar a la ruta electoral, prepararnos para las parlamentarias de este año 2020. Hay que preservar la Asamblea Nacional como trinchera de resistencia. Satanizar la lucha electoral como herramienta de lucha y alternativa para lograr un cambio político es un error que conlleva a fortalecer al facho-chaveco-madurismo.

Se requiere de un liderazgo político que no dependa de agendas impuestas desde el exterior, que deje de ser la caja de resonancia de soluciones militaristas, y que rescate el valor del voto como vía para derrotar a los tartufos que hoy ejercen el poder. Hay que rectificar.

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